En muchas de las diferentes épocas de vida del rock hecho en México tendemos a ponerle el título de “mítico” o “legendario” a algún personaje, disco, músico, canción que nos parezca relevante y que tal vez, no mucha gente sabe a ciencia cierta si es verdad o no. Uno de los sucesos más polémicos y relevantes de este género musical tocado en tierras aztecas fue sin duda Avándaro, hoy a más de cincuenta años desde su debut.
Como parte del espectro general del rock mexicano, y ya que fue justamente en septiembre que tuvo lugar el “mítico” festival, no podemos dejar pasar la oportunidad para hablar de él. Antes de todo, cabe señalar que fue una realización un tanto osada en su momento, llevar a cabo un evento de esa magnitud en esa época (septiembre de 1971), había sido planeado con la idea de llevarse a cabo como carrera de autos, y después de ésta, tendría lugar una noche mexicana amenizada por una serie de bandas de rock de la época, todas ellas bandas locales, que en su mayoría cantaban en inglés. El evento contó con la organización de Luis de Llano, y quien se encargó de reunir al talento musical propio para el mismo fue Armando Molina, bajista y cantante del grupo La Máquina del Sonido. La lista de bandas a presentarse fue la siguiente: Three Souls in my Mind, Dug Dug´s, Bandido, Love Army, El Ritual, La División del Norte, El Amor, El Epílogo, Tinta Blanca, Peace and Love, Los Yaki (con Mayita Campos como cantante), Tequila, La Fachada de Piedra, figurando agrupaciones procedentes de Tijuana, Guadalajara, Durango y Ciudad de México. Armando Molina llegó a comentar que tenía un presupuesto limitado para invertir en el pago de las bandas, en mente planeó invitar también a Javier Bátiz, que era la figura más “rockstar” por llamarlo así, en ese momento, pero el señor pedía como pago todo lo destinado a las demás bandas; asimismo quiso invitar a La Revolución de Emiliano Zapata, otra banda jalisciense, que tuvo que declinar la invitación por tener la fecha ya comprometida; ambas propuestas musicales ya gozaban de gran aceptación entre la juventud; sin embargo, fueron ausentes importantes para el festival. Como dato curioso, uno de los mitos más fuertes que se han generado es que Sergio Arau (Botellita de Jerez), ha mencionado en múltiples ocasiones que fue parte del festival, integrando en ese entonces una banda llamada La Ley de Herodes, sin embargo, el baterista del grupo Medusa y ex secre del grupo El Ritual (y que asistió al festival y permaneció de principio a fin), en sus redes sociales personales ha mencionado que este hecho es falso. Solo ellos saben la verdad. Otro aspecto sobre los grupos de rock que tocaron fue que, se turnaron de acuerdo a un sorteo efectuado por el mismo Molina (reclutador del talento y manager de muchos de ellos), dejando así la apertura del festival a los Dug Dug´s y el cierre para Three Souls in my Mind. En medio, se cuenta, ocurrieron muchas otras cosas: la famosa censura a la rola “Mariguana” de Peace and Love, la aparición de la que llamaron “La Encuerada de Avándaro”, las tenues luces que se encendieron de noche mientras tocaba El Ritual. También se dice que Javier Bátiz, al enterarse de que el evento estaba siendo realmente algo increíble decidió acudir junto con su entonces esposa, la actriz Macaria, pero ante la muchedumbre y el riesgo de tener que dejar varado su automóvil tuvieron que desistir de entrar, todo ello entre muchos otros sucesos.
Se habla mucho que en dicho festival se dieron cita jóvenes provenientes de otras partes de la república ajenas al Estado de México (entidad donde se llevó a cabo), Ciudad de México (entonces todavía Distrito Federal), y que pertenecían a clases sociales diversas, desde chavos de barrios bajos y clasemedieros, hasta gente de clase media-alta a alta. Lo importante era la convivencia. Se ha mencionado también en otras ocasiones, que la noche anterior al evento, en el terreno destinado al mismo, ya se empezaban a dar cita gran cantidad de jóvenes, quienes llevaban casas de campaña y las instalaron donde pudieron, de modo que, al día siguiente, con “casa llena”, la carrera de autos ya no pudo efectuarse y quedó cancelada.
Humberto Álvarez, integrante de bandas como MCC Música y Contracultura, Casino Shanghai y Sangre Asteka, me cuenta como se enteró del festival, su experiencia al estar ahí, y como influyó en él como artista:
“Yo me enteré sobre Avándaro por flyers y carteles en general que repartieron en las calles sobre un festival que se iba a llamar Rock y Ruedas, es decir, iba a ser música en vivo y una competencia de autos. Asistí al evento porque estaba en casa con mi hermano y un vecino, estábamos escuchando en la radio la transmisión en vivo desde Avándaro, y cuando el grupo Peace and Love empieza a cantar una canción de dedicada a la mariguana, cortan de tajo la transmisión y nos quedamos así como flotando, porque queríamos seguir escuchando que pasaba, entonces mi hermano que tenía un carro, nos propuso que nos fuéramos a Avándaro porque él conocía como llegar, y así nos fuemos mi vecino Eric y mi hermano Herminio, ambos en paz descansen y yo, sin sleepingbags, sin colchas, sin suéteres. La impresión que me dejó fue muy grata porque fue muy impresionante ver a tanta gente reunida en un festival tan grande que no tenía precedentes en México. Yo pienso que todo lo que vas viviendo en la vida, y escuchas, y ves, va influyendo en lo que haces sobre todo si eres un artista creativo, en mi caso soy compositor para hacer música y canciones. Si tuvo mucho que ver todos los grupos que yo vi y escuché en sus discos, y estaban ahí, entonces fue para mí muy grato. Yo pienso que repercutió mucho en la escena musical, pero el gobierno prohibió todos los conciertos masivos de rock y todas las reuniones (concretamente los conciertos de rock), porque vio que había una gran convocatoria por parte de la juventud para poder hacer un festival de rock y al gobierno le dio miedo que nos pudiéramos juntar tantos jóvenes. Por una parte, estuvo bien, pero por otro hubo represión por las prohibiciones del gobierno al rock. La organización del evento estuvo bien, pero para ser el primer evento creo que, digamos que estuvo bien, pero sí hubo algunos tropezones, como de repente una de las columnas de audio dejó de sonar, porque había tanta gente trepada en las columnas que seguramente se dañaron las conexiones y bueno, por otro lado, si no llevabas los aditamentos necesarios, pues sí la pasabas mal, yo por ejemplo tuve frío toda la noche, el clima de Avándaro es muy frío, siempre estuvo lloviendo, había un chipi-chipi toda la noche, todo estaba lleno de lodo… La convivencia entre los asistentes fue muy pacífica porque en ese tiempo la filosofía entre los jóvenes (yo me incluyo), era de paz y amor, era hippie, toda la filosofía hippie estaba presente ahí, entonces no hubo ningún percance, no hubo ningún acto de violencia o mala onda por parte de nadie, más bien todos íbamos ahí a fumar mota y a escuchar música y todo en sana convivencia, porque ese era el espíritu que prevalecía en esos años. No hubo nada malo en realidad. Los periódicos amarillistas sí hicieron una nota como para desprestigiar al festival cuando una chava que se subió a uno de los camiones que estaban ahí y se quitó el brasier y entonces nació la famosa Encuerada de Avándaro, solo se subió a bailar así al camión, y los periódicos amarillistas y pro gobierno armaron un escándalo de eso. Hicieron una campaña de desprestigio para el festival toda la prensa amarillista (que era prácticamente toda) entonces, yo que estuve ahí y todos los que estuvimos ahí podemos dar testimonio de que no hubo conato de violencia, no hubo mala onda y todo fluyó como tenía que fluir bien”.
Carlos Matta, líder del grupo Nuevo México, ya era una figura activa en la escena del rock mexicano de aquellos días, cabe señalar que ya existían varias bandas más en la gama musical, sin embargo, no todas fueron tomadas en cuenta para asistir. Sus impresiones sobre Avándaro fueron las siguientes:
“Nuevo México no estuvo en Avándaro porque quien programó a las bandas fue Armando Molina y era representante de la mayoría de los grupos. Ganó doble, nada más metió a sus cuates dejándonos fuera no nada más a nosotros. Fuimos, pero no nos dejó echar el palomazo, igual que bueno, porque la mera verdad tenía miedo de perder mi guitarra, había mucha gente detrás del escenario. El problema fue que nos congelaron en 1971 y al hoyo clandestino por una década. La verdad yo siempre se lo recriminé y al poco tiempo de que estuviera a punto de morir me escribió pidiéndome disculpas. Sí fue a una junta previa al festival, pero al final no nos tomó en cuenta. De las bandas que había la mayoría eran de otro lugar y emigraron al ponerse grueso el ambiente y se asustaron por todo lo que dijeron los medios después. La organización del festival prácticamente lo hicieron con lo que tenían, el equipo era muy limitado para la magnitud de gente que llegaba. Nunca hubo violencia ni muertos como mucho tiempo después se mencionó en noticieros como de Telerisa”.
¿Será que no todos los músicos mexicanos dedicados al rock han venerado o mitificado al festival? En alguna entrevista para el canal Buscando El Rock Mexicano, Charlie Montana hoy fallecido mencionó “Fue una porquería de festival, no debió haber existido nunca, los odio a todos los que fueron… ” Sin embargo, ahora no podemos preguntarle su apreciación al respecto. Por otro lado, y aunque muchos lo ven como una especie de parte aguas para la historia del rock en nuestro país, para muchos otros significó lo contrario, ya que posterior a su realización los medios masivos de comunicación se encargaron de apagar cualquier expresión juvenil relacionada con el rock, de modo que muchos lugares donde se hacían tardeadas o tocadas desaparecieron, al mismo tiempo la radio ya no pasaba rolas de bandas de rock mexicanas, las televisoras ya no estaban interesadas en entrevistar a los músicos y por supuesto no se hablaba del tema, y claro, la típica imagen del rockero (cabello largo, pantalones ajustados y rotos, tenis deportivos, chamarras de mezclilla o cuero) fue totalmente satanizada y considerada de malviviente y/o delincuente. El rock, literalmente se fue al demonio; muchos grupos emigraron a los estados unidos en busca de mejores oportunidades (por ejemplo La Fachada de Piedra); algunos otros se refugiaron por varios años en la clandestinidad (Three Souls in my Mind, Dug Dug´s, Nuevo México y Enigma, por mencionar algunos); La Revolución de Emiliano Zapata por su parte, decidió cambiar de giro musical y se transformó en balada grupera; y otros simplemente desaparecieron.
Hubo una leve intención de realizar una segunda versión del festival en el año 2006, por desgracia la nula administración, su pobre difusión y un cartel que no logró llamar la atención dieron por cancelada la empresa; Javier Bátiz, Paco Gruexxo, Jarris Margalli, entre otros músicos y bandas de diversos estilos serían parte del evento.
Al final de todo, y aunque parezca que todo está dicho sobre Avándaro, siempre habrá algo que analizar, pensar o expresar acerca de él. Bien o mal, es un hecho que su increíble presencia significó un antes y un después en la vida de un género tan golpeado en México como lo es el rock, ya no hubo tanto desarrollo después para una industria merecida a nivel nacional hasta finales de los ochentas. En medio de todo eso fueron aventurados y osados los grupos que siguieron trabajando en los llamados “hoyos”. Lo cierto es que jamás volveremos a experimentar un evento que logre hermanar a la población juvenil en México, con tales características de “Paz y Amor” entre gente de diversas clases sociales, cuyo pretexto sea la música. Será imposible, menos en esta época digital, donde todo se mueve vía “streaming” y los festivales son para el mejor postor. No importa tampoco cuantos homenajes o tributos reciba, jamás existirá otro “Avándaroooo”.
Helios Rodríguez
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Estudié gastronomía quien sabe por qué, aunque me apasiona la cocina. Apasionado de coleccionar música en formatos físicos. Entusiasta de las artes gráficas y plásticas y aficionado a su práctica. Me encanta el rock mexicano en todas sus expresiones, desde lo muy comercial hasta lo más subterráneo.