Problema de atención plena

El buffet de objetos y tentaciones en el mundo moderno es sin duda el más grande que la historia de la humanidad haya tenido en cuenta.

A pesar de que la vida humana siempre ha estado acompañada de herramientas y de cosas por ver, de ensoñaciones y construcciones mentales que discernir, es notorio que hoy la cantidad de objetos múltiples, algunos tangibles y otros mentales, a nivel de experiencias y criterios sensoriales, sobrepasa la capacidad disponible que en algún momento el ser humano haya imaginado tener.

La lógica de expansión del capitalismo a nivel de negocios hace que hoy tengamos frente a los ojos una multiplicidad inaudita de productos, objetos, experiencias, anhelos y demás souvenirs para deleitarnos en la complacencia de nuestros egos en una búsqueda superficial de felicidad y de abundancia de contenido, cualquiera que sea esto.

Es menester mencionar que el capitalismo gana al tener esta gran baraja de productos en el mercado, de indistinta envergadura. Al final de cuentas este factor lo sigue rigiendo el mercado.

Está claro que tenemos que hacer una separación de entre las cosas que aportan utilidad insustituible para nuestra supervivencia vital como especie y también para la manutención cotidiana de nuestra situación concreta en la vida, esto último, atado a los factores que el capitalismo nos obliga a tener como sistema económico.

El mundo moderno se caracteriza por tener criterios de fragmentación de la atención plena en muchos aspectos al mismo tiempo.

Es muy común hoy en día asistir a observar, en el día a día, el polinomio que va del uso del celular, manejar o conducir bici, tener comunicación con alguien más, poner atención a alguna gestión, atender clase, caminar, entrenar, todo al mismo tiempo, y luego, por ejemplo, dentro del uso del teléfono no poner atención a una sola cosa sino, más bien, estar atento, a múltiples desplegados de información que acontecen en las redes sociales y a las publicaciones personales de los perfiles individuales que se persiguen y a la múltiple baraja informativa en las plataformas de información o sitios de internet o redes sociales oficiales de diversos portales públicos, gubernamentales o de medios de información, con cientos de distintos contenidos, objetos y mensajes al paralelo.

Es como que hoy en día nos desenvolvemos a cada momento en un licuado de múltiples ingredientes que consumen nuestra atención y que seguramente, a decir de muchos estudios científicos actuales, nos generan estrés y ansiedad y merman inevitablemente nuestra salud física.

Este mundo se caracteriza por tener la atención fragmentada y ya no tener esa capacidad gloriosa de ponerle atención plena a una sola cosa, es decir, de estar en el momento.

El capitalismo nos ha impuesto a las sociedades modernas el no perdernos detalle de todo lo que acontece frente a nosotros, aunque esto conlleve no prestarle atención a un asunto en concreto que estemos revisando ahora sí que como Dios manda.

Estamos sobre forzando la maquinaria visual y mental y hasta física al tener tantas cosas que ver y al perder la capacidad de disposición de nuestra atención.

Nos obligan a ser competitivos y a tener mucha hambre de sobreinformación y sobre estimulación y sobrecarga de múltiples aspectos por ver cómo razonar, conjeturar, y analizar al mismo tiempo.

Es de sabios también, e incluso desde diversas lecciones espirituales, la capacidad de adaptación que tiene que tener el ser humano para poder redirigir la atención de un punto a otro en un momento concreto de la vida a modo de desafío rápido, lo cual es una capacidad honrosa y gloriosa no solo de adaptación sino de resiliencia, el problema es que el cambio abrupto de enfoque de un momento a otro el ser humano promedio actual ni siquiera lo hace como parte de un desafío en el momento sino que ya lo asume como parte de su cultura subconsciente de desenvolvimiento en la sociedad moderna.

Quizás, y como medida de reflexión por encima de las circunstancias y de la métrica científica, no es difícil imaginar la causa del por qué hoy la frustración y la ansiedad son parte del bolso de problemas que el ser humano carga a nivel promedio en la vida actual.

Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

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