Una identidad Mexica contemporánea
Por Natalia Alanis Ketzalliehekatl
Se ha escuchado hablar mucho sobre “lo dual” desde concepciones orientales y, es momento de entender que el principio de dualidad nace con el ser humano y es la base fundamental de toda la filosofía prehispánica MEXICA.
“Todo lo que ven sus ojos, las piedras, la hierba, las nubes, los animales, la gente, las montañas, el cielo, los ríos, los árboles, todo, todo lo que nos rodea es, y está formado de partes de hombre y partes de mujer”.
Campesino de Almoloyán, Estado de México.
En la actualidad, detenernos a observar se ha vuelto una actividad en extinción, la vida tiene un flujo que nos invita a dejar pasar las cosas, las imágenes, las ideas, la comida, las relaciones; todo es efervescente, todo llega tan rápido como se va y pocas cosas perduran; en consecuencia, todo lo que percibimos del mundo se vuelven borrones o manchas de pintura expresionista que no nos permiten definirnos, encontrarnos o reconocernos en el mundo y, así vamos dando tumbos buscando identidad en todo lo que se ofrezca como atractivo, especial o único, cuando en realidad replicamos formatos, diseños y modos preestablecidos y construidos por otros.
La verdadera y única manera de comprender el mundo que nos rodea es observándolo tan minuciosamente que, de manera natural, nuestro concepto del TODO se establezca y podamos colocarnos en el mundo real; eso fue justo lo que hicieron nuestros ancestros para comprender la vida y heredarnos el conocimiento necesario para transitarla, sobre todo ahora, en un mundo que se nos escapa de las manos. Ellos observaron los días y las noches, el sol y la luna, sintieron el tiempo y nació el sistema calendárico, la cuenta de los días, nuestro Tonalpohualli y Xiupohualli; fue así que los Tlamatinimeh, los que sienten y conocen el origen, los cambios y el estado de lo que existe; es decir, nuestros sabios filósofos adquirieron su conocimiento observando la naturaleza de todo lo que es y existe, dejándonos ésta sabiduría que sigue vigente porque continúa siendo útil en la vida actual y está al alcance de todos.
Hay que abrir paso entonces, a uno de los fundamentos imprescindibles de la filosofía Mexica: la dualidad. Basta sentarse a contemplar un detalle pequeño de la naturaleza para comprender que todo lo que vive tiene dos maneras de coexistir en el mundo:
“Pero toda sombra es, al fin y al cabo, hija de la luz y sólo quien ha conocido la claridad y las tinieblas, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, sólo este ha vivido la verdad”.
Stefan Zweig
Para comprender el principio de dualidad es importante entender que en el Omeyohcan, el “lugar de la esencia dual”, todo lo que vive tiene una parte masculina y otra femenina que, es lo que nuestros ancestros conocen como Ometecuhtli y Omecihuatl. Dentro de esa misma perspectiva existe la muerte, que es lo que llamamos: Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, el señor y la señora del lugar de la quietud; estos 4 principios son las 2 esencias de polaridad opuesta. Para este momento debes estarte preguntando ¿cómo siendo 2 esencias son entonces 4 principios? Pues bien, nada es sólo lo que nuestros ojos alcanzan a ver; todo en sí mismo es y contiene dos polaridades y vamos a entender esto.
Para comprenderlo de manera sencilla: detente un poco, imagina éste juguete tradicional mexicano; las famosas “tablitas mágicas” que, unidas ingeniosamente por medio de listones, logran desdoblarse aparentemente de manera infinita y vemos caer una tras otra sin entender como es que no terminan. Este simple juego infantil es ejemplo de cómo podemos ver la dualidad en todo, porque todo es y todos somos un conjunto de infinitas dualidades que nos componen como ese UNO que somos.
Pensemos en Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, el señor y la señora del lugar de la quietud; ahora, hay que recordar que todo tiene un principio femenino y otro masculino, por lo tanto hay dos formas de morir; una, donde todo lo vivo debe perder esa vida (Mictlantecuhtli) y, otra, donde todo lo que muere puede ser recordado (Mictlancihuatl); esa es la belleza y complejidad de nuestro pensamiento ancestral, donde además de reconocer la dualidad comprendemos que en la misma, hay dos opciones más, que extienden nuestra experiencia de vida y muerte. La clave aquí, radica en entender que dentro de nosotros, por ejemplo, lo malo y bueno existe, pero que, dentro de ese bueno y malo también existen otras dos opciones de bondad y maldad (la femenina y la masculina), y en ese descubrir nuestras dualidades, nos encontramos verdaderamente ¡vaya tarea! ¿no? Pero no debes preocuparte, el camino se hace más fácil si sólo observas.
En nuestra concepción del mundo, Ometeotl es el Principio generador de la dualidad; siguiendo el ejemplo de este juguete mexicano y para darnos en una imagen concreta, digamos que es la primera tablita mágica que inicia el desdoblamiento y que las subsecuentes tablitas tienen funciones que generan y mantienen el orden en el Cosmos. Esas subsecuentes tablas mágicas serían, por decir algunas: Chalchiuhtlicue y Chalchiuhtlahtonac que representan el elemento agua, la primera principio femenino; que reconocemos en los ríos, lagos, mares que dan vida y, el segundo, que representa el principio masculino y que se manifiesta en la energía que se desprende del agua. La tierra se representa con la dualidad Tlalcihuatl y Tlatecuhtli; su principio femenino se manifiesta como todo lo que necesitamos de los alimentos y; el segundo, su principio masculino, se manifiesta como la energía, el calor y las esencias que brotan; así es que múltiples dualidades de la naturaleza, el cosmos, la vida entera se manifiestan en la filosofía Mexica para abrirnos el paso a una forma más completa de comprender la verdad de las cosas.
Entendemos entonces, que nada es completamente bueno o completamente malo y el ejercicio de comprender este básico principio, es el primer paso para situarnos en el mundo.
Ahora bien, las dualidades son tantas como se pueden observar y antes que explicar cada dualidad y hacer una lista de cada una con sus dos principios: femenino y masculino; debemos de comprender que el fin último de estas dualidades es el autoconocimiento y primordialmente el equilibrio, ya que sólo en el conocimiento total de los extremos opuestos se puede comprender el centro justo; para eso tenemos la expresión Tloque Nahuaque, lo que es cerca y lo que es junto, que equilibra las dos fuerzas que mantienen todo en equilibrio, armonía y orden, todo en el debido lugar y justa distancia.
En el Toltecáyotl o Mexicayolotl al hablar de los 4 rumbos podemos encontrar este equilibrio armonioso, por ejemplo; nuestro rumbo blanco del Tlahuiztlampa al oriente, es el rumbo del conocimiento hambriento que si consumes demasiado saber puedes caer en la prepotencia; es ahí, donde en directa contraposición al poniente tenemos el Cihuatlampa, que es nuestro rumbo femenino donde se oculta el sol y puedes ahí compartir y depositar todo ese conocimiento para hallar el equilibrio; el Huitztlampa, nuestro rumbo sur donde se encuentra la fuerza de voluntad y que requiere mucha energía; en el extremo contrario, se encuentra entonces por correspondencia, el Mictlampa, que es donde encontraremos descanso después del uso de dicha fuerza; y es precisamente ahí, en la comprensión de estos opuestos donde tenemos que hallar el justo medio de las cosas; si pensamos en principios Aristotélicos es lo que se llamaría “la templanza” el punto central entre dos extremos. También es por eso que, en todas nuestras ceremonias, nuestros 4 rumbos se manifiestan en el centro donde tenemos nuestro fuego, nuestro copal, porque el fuego somos nosotros mismos encontrando el justo centro de las cosas.
En este sentido y proyectándolo a nuestra sociedad actual, tendremos la respuesta a muchos de nuestros conflictos sociales y personales; donde la radicalización de las ideas ciegan totalmente nuestros discursos y posturas y nos llevan a polarizar la sociedad; basta revisar nuestras redes sociales para reconocer que tenemos un nicho muy claro de seguidores con posturas similares a las nuestras que lo que hacen es limitar nuestras ideas; de tal modo, que no podemos abrirnos a conocer el extremo directo que pondría en tela de juicio nuestras ideas aparentemente “absolutas” y que nos permitiría tener un mejor razonamiento ante algún suceso o idea.
El ejercicio diario de entender la dualidad en todo nos permitiría ampliar nuestro saber y empatizar con los contrarios, pero además y de manera casi única, nos permitirá tener control de nosotros mismos y, por ende, ser responsables de nuestros actos, de nuestra palabra y de nuestro transitar por el mundo, eso es lo que a título personal llamaría: libertad; porque solo con el verdadero autoconocimiento y el de los otros, se puede ejercer la voluntad y comprender nuestra propia unidad.
Todo respeta la dualidad, es necesario entender que ningún ser vivo en el planeta puede escapar del principio de dualidad; de manera simple, una planta, por ejemplo, necesita rayos de sol y, sin embargo, con mucho sol la misma planta muere porque requiere su extremo que es la sombra para mantenerse con vida. Ejemplos como éste hay infinidad, pero la intención última de hablar sobre éste tema tan importante en el pensamiento mexica, es más simple de lo que parece y deriva en una sola pregunta: ¿Cómo puedo aplicar el principio de dualidad en mi vida hoy? La respuesta es una: ya eres dual, por ende, lo vives diariamente. Aceptar lo vivo y su naturaleza es entender que eso somos, que procedemos de dualidades y, en consecuencia, somos una Unidad dual. Puede resultar complejo porque entender que ya habitamos un concepto que parecía no existir, sino hasta que nos lo explicaron, es ya difícil, hasta absurdo, pero en realidad basta con cuestionar todo lo que asumimos como absoluto y pensarnos sobre una línea recta con dos extremos para poder así colocarnos en el centro de todo lo que pensamos, sentimos, queremos, odiamos, deseamos y soñamos, tratando de aceptar nuestros dos principios masculino y femenino, nuestro Ometeotl.
Somos siempre dos naturalezas, dos sustancias, dos principios, no se entiende lo dual sin una unidad que ha de separarse; por esto, la dualidad en sí misma viene de un todo en esencia que se separa para crear lo dual, el UNO en esencia.
“Generamos y emitimos energía dual en nuestros movimientos, palabras e intenciones. Nos relacionamos con todo lo que existe en el medio ambiente por medio de emanaciones y vibraciones de energía dual, por lo tanto, somos esencia psíquica en Tezcatlipoca y somos esencia de vida en Quetzalcóatl, que están implícitas en nosotros desde nuestra gestación hasta nuestro nacimiento y que serán heredadas a nuestras semillas”.
Filosofía Mexica
Natalia Alanis Ketzalliehekatl
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Actriz egresada del Colegio de Literatura Dramática y Teatro, UNAM. Con 15 años de experiencia en teatro. Además, cuenta con experiencia en cine, televisión, conducción y rubro docente. Actualmente, es conductora del Canal «Art Mexica» ( que se centra en el rescate de nuestras raíces mexicanas), realizando entrevistas a artesanos, maestros de tradición e integrantes de comunidades indígenas para la correcta transmisión del conocimiento ancestral.
Gracias,si como decía don Juan,observando lo observado,me observo.en silencio,si etiquetar