La somatización es un proceso interno, humano, en el que nuestras emociones, pensamientos y experiencias se convierten en síntomas físicos reales que se sienten.
Esto puede ocurrir porque nuestra mente y cuerpo están cabalmente conectados, y nuestras interpretaciones y percepciones pueden influir en nuestra salud física de manera directa.
Cuando interpretamos todo, podemos fabricar mentalmente patrones de pensamiento y emociones que pueden afectar nuestro cuerpo o influirle.
Por ejemplo:
– La ansiedad y el estrés pueden causar dolores de cabeza, tensión muscular y problemas digestivos.
– La tristeza y la depresión pueden causar fatiga, pérdida de apetito y problemas de sueño.
– La ira y la frustración pueden causar dolores de estómago, tensión arterial alta y problemas de salud cardiovascular.
Y así lograr pensar que quizás estamos enfermos de una situación médica específica.
La somatización puede ser un mecanismo de defensa natural hasta cierto límite para evitar enfrentar emociones y pensamientos dolorosos o abrumadores, sin embargo, eso se puede descontrolar.
Sin embargo, también puede ser un obstáculo grotesco para nuestra salud y bienestar integral.
Para abordar la somatización mental, es importante:
– Reconocer y aceptar nuestras emociones y pensamientos, ya que este será el primer paso para no dejarnos dominar por esas interpretaciones mentales.
– Aprender a manejar el estrés y la ansiedad de manera saludable estando en el momento presente.
– Practicar la autocompasión y la auto aceptación de todo lo que nos acontece.
Hay que recordar que la salud mental y física están estrechamente relacionadas ya que existe siempre una interpretación mental de todo.
Al abordar nuestras emociones y pensamientos de manera saludable, en el momento presente, podemos mejorar nuestra salud física y bienestar general a pesar de la presencia de las somatizaciones.
Por Víctor Del Real Muñoz