En diversas escuelas ancestrales orientales e hindúes, terapéuticas de meditación, alternativas y cuánticas e incluso diversas corrientes de la psicología convencional, se concluye que la partición casi automática del constructo «realidad» o de un «todo» que es infinito e incalculable e imponderable y que ejecuta a cada momento la mente humana, conduce a una interpretación dual de la vida, en donde cada persona se vuelve mentalmente dependiente de estímulos y calificaciones y juicios y colores y Sabores y estándares y programas e influencias y tendencias y distancias y volúmenes de distinta envergadura.
Y es que existen escuelas milenarias de terapia que asumen la posibilidad de percibir y relajar la mente a partir de la sensación y la asimilación de la no dualidad, esto es, cuando por un momento se prescinde del juicio que conlleva una ponderación o una estratificación o una calificación que desintegra El todo en partes o en calificaciones o en cualificaciones o en colores o en tamaños, todo desde una perspectiva dual de espacio y de tiempo.
Si usted se lo plantea haga conciencia de que en todo momento su mente le exige nuevas experiencias y nuevos parámetros de identificación y observe, de ser posible, como su mente no le permite estar en paz y siempre le estará demandando información y conductos de identificación y nuevos mensajes y estímulos que le hagan pensar que está usted vivo y que le mantiene en una dinámica de acción constante.
Este es un eje de confluencia en donde tradiciones chamánicas y comunidades psicoterapéuticas y colectivos científicos han puesto el foco de atención como el elemento de mayor prioridad en la historia de nuestra especie humana.
Existen corrientes de distinta envergadura que asumen que la vida humana no es solamente más que un compendio de juicios mentales y que todo y absolutamente todo tiene que ver con un cónclave mental en donde el juicio y la ponderación mental siempre están de por medio.
¿Será cierto esto? ¿acaso usted ha sentido que la mente no lo deja en paz? ¿no se ha percatado que permanentemente usted está haciendo juicios de valor y está pensando?
¿De qué van esos juicios de valor que usted hace? De toda la información fragmentada que usted percibe y de los miles de estímulos y mensajes que permanentemente su mente está descifrando y que incluso desde la dinámica de sus sueños al dormir sigue prevaleciendo esa misma actividad.
No se trata de creer o no creer como si fuera un dogma de fe en el hecho de que todo es mente como aseguran indistintos cónclaves al respecto, Es simplemente mirar que todo aquello que percibe y usted asimila es antes que otra cosa un desciframiento mental que usted está llevando a cabo.
Desde que usted redacta algo o emite un mensaje o tiene una pretensión o deseo o desarrolla una actividad o lleva a cabo un juicio o desarrolla alguna gestión o asiste al médico o en causa apetito o deseo sexual en todo momento es su mente la que le está proveyendo de todo tipo de información que usted necesita para especializarse en ese contexto específico.
No se trata de hacer ver esto como un dogma de fe sino atestiguar Y ser consciente desde su propia vida de usted que es su mente la que está detrás de todo, absolutamente todo.
¿Alguna vez, aunque sea, por 5 segundos aprobado dejar de dar juicios de todo lo que siente o escucha u observa? Hágalo, la armonía y la paz que eso conlleva bien lo vale.
Víctor Manuel Del Real Muñoz