Uno de los aspectos más sobresalientes del internet hoy en día, acotando que a veces incluso la palabra internet se empieza a quedar arcaica en la actualidad por increíble que parezca, y todo esto expresado en las nuevas plataformas, aplicaciones y sitios o apps, es la gran gama de ofertas, por darle un nombre rimbombante, en cuanto a contenido, presentación, estilo y hasta marketing y producción.
Es increíble ver como hoy un youtuber, por citar a las personalidades que hacen contenido en la plataforma YouTube, tiene a su disposición una dinámica funcional de producción equiparable con la producción de un programa de televisión, que, con todas las de la ley hace algunos ayeres se hacía en un canal de divulgación nacional, y qué decir de divulgación estatal, donde los canales de provincia siguen siendo de producción muy económica tanto en radio como en televisión.
Hoy, la panacea, desde los gurús de los negocios y desde los defensores del mercado capitalista está en la creación de contenido como un área de
oportunidad y como un tentáculo más con el cual este Dios llamado mercado aparece ante la sociedad como un ente ciento por ciento dominante.
En esencia: ¿De qué va todo ese contenido? No podemos homologar ni generalizar ni las intenciones ni los conceptos ni las prioridades ni las naturalezas en cuanto a toda la creación de contenido dispuesto en la red. Existen tantos temas que incluso se pierde la dimensión de este fenómeno.
Hay personas, periodistas, divulgadores, artistas, creadores, analistas, intelectuales, y demás personalidades que desde una intención sana y desde una buena costumbre y quizás, desde una buena perspectiva, trabaja en la creación de sus contenidos con rigor e inteligencia, con un objetivo de construcción saludable hacia la sociedad.
Hay otros, como lo que sucede en México en particular, en tiempos actuales, en donde en muchos de estos nuevos espacios y medios se mueven los propagandistas y los columnistas a modo y a sueldo del régimen del gobierno en turno, así sin ahondar más.
Sin embargo, también es claro, que existe un repertorio de personajes que crean contenido miserable, que contribuye a la insensatez humana, al protagonismo superfluo de los valores materialistas del mercado y a la reproducción de los mismos valores de siempre, que mantienen en un repliegue espiritual y político al ser humano promedio.
Sobra todo ese contenido basura que insta a consumir aspectos materiales nocivos o a protagonizar la delincuencia y la suprema sexualidad desmedida e indirecta, en dónde está claro que el único objetivo de ese contenido es la de crear dinero y tener seguidores que consuman de forma mecánica ese contenido.
Esto último, no solo constata los valores que un sistema dominante quiere que las masas reivindiquen, sino que hace garantía de un tremendo negocio, que se vende de forma exponencial en el mundo virtual y que a través de la desgracia intelectual y discursiva conmueve la mente frágil de muchas masas movidas por los valores de dominación más letales para el desarrollo humano.
Al tiempo con las consecuencias atroces que algo así pueda generar.
Por Víctor Del Real Muñoz