El panorama es relajante

Cuando la vida se desenvuelve de forma convulsa y desordenada por ostentar una mente inestable y una personalidad cambiante, en cuanto a actitudes presentes en el momento instantáneo de la vida misma, el ser humano está obligado a buscar estrategias, más allá de las recomendaciones psicológicas y terapéuticas, que le devuelvan un poco de paz.

Una de las experiencias más fortuitas para calmar ciertas dolencias tiene que ver con la observación de panoramas y del horizonte visual, en cuanto al cielo y las estrellas, regalos visuales de la naturaleza, incluso el astro solar y la luna.

Cuando la mente está saturada de problemas y situaciones desagradables con nudos mentales y sobrecargas de información, muy común en todas las mentes de la sociedad moderna, tendientemente enfermiza a nivel mental, esto último demostrado por la ciencia moderna, la amplitud espaciosa de los horizontes visuales relajan un poco las dolencias personales.

A veces el mirar desde un punto alto o una escalera pública la ciudad o desde un edificio el horizonte urbano, o la caída de agua en una cascada, o una serranía, o una playa, o un campo vivo, o extensión desde terreno de sembradío, o un cerro, o la plenitud del cielo, se disminuye el tamaño de la percepción mental de todos esos dilemas y conflictos que nos aquejan y tanto dolor nos causan.

El tener la capacidad, por lo menos limitada y en un instante, de volver chicos nuestros problemas y nuestros conflictos que antes que otra cosa enferme nuestra mente, es un recurso terapéutico momentáneo qué implica una calma absolutamente necesaria en un instante de locura y drama.

Ya la inercia de la sobrevivencia en la sociedad moderna obliga a tener que tener paliativos y recursos gratuitos y libres para sofocar los dramas tan progresivamente mayúsculos en la inercia de las vidas en los momentos actuales.

Este tipo de estrategias también influyen en una posibilidad alternativa de salir, parcialmente, de las pautas racionales de la terapia y de las consultas médicas que, aunque totalmente necesarias, a veces se vuelven monótonas y repetitivas.

En este espacio no se pretende hacer apología de no asistir con el médico ni de ir a una terapia formal de orden psicológico psiquiátrico si prevalecen problemas emocionales, por el contrario, se hace alarde de una alternativa libre y natural que puede acompañar el desenvolvimiento racional, científico y médico de un tratamiento individual en asistencia con un médico especializado y científicamente preparado.

Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

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