Hablar del momento presente es la gloria, así sin mas, pero también se ha vuelto una cantaleta que muchos farsantes que venden contenido mental por internet han acogido para desarrollar mercado y vender tópicos, meras distracciones para la mente.
Lo que hacen todas estas personas es agarrar contenidos espirituales que proceden de las enseñanzas bíblicas y ancestrales más profundas de la historia de la civilización humana y las reescriben o fusilan a modo de paráfrasis con un reacomodo en el diseño de las letras y las palabras para poder vender a partir de ahí libros y revistas y contenido mental para plataformas y redes sociales, muy en concomitancia con el esquema de mercado de la época moderna.
Toda esta narrativa va de la mano con una vendimia que se parece mucho a las teorías de emprendimiento convencionales de las escuelas financieras y de negocios del mundo, y a partir de ahí mucha gente cae en la trampa de endeudarse o de enrolarse en áreas que desconoce y las posibilidades concretas de frustración se vuelven inminentes.
Muy pocas voces desde la cantaleta espiritual en este momento se sugieren estrategias que al ser humano le hagan ver la importancia de apartarse de su condición individual sintiente para fundirse en la totalidad y así lograr desarraigarse del sufrimiento diluyendo, aunque sea por un momento el hambre del ego de vivir experiencias y ganar y obtener beneficios que reflejan peticiones del ego.
Al final de cuentas mucha de la labia espiritual de la actualidad impulsada por la inteligencia artificial en las plataformas y en las redes sociales venden lo que el gran Robert Adams conocía como la basura espiritual.
El estudiante espiritual deberá de tener mucho cuidado en saber identificar aquella voz aliada que le ofrece una salida alternativa para identificar lo sintético y lo superficial, que es más de lo mismo y que no discrepa en lo absoluto ni de las narrativas científicas convencionales ni del pensamiento intelectual convencional. Deberá distinguir bien aquello que lo guíe hacia la libertad interna, que es lo mismo que la libertad de la mente y en donde de verdad se encausaría el momento presente.
Ser consciente del momento presente no es otra cosa más que la extinción absoluta, aunque sea por un momento y de un instante a otro, de toda aquella distracción mental y criterio perceptual en términos de volumen y de espacio y tiempo en los que la mente se distrae de forma permanente.
Por que ser capaz de identificar el TODO como la nada o el vacío como el TODO es quizás la más grande de las conquistas, porque es indicio de que la mente abandona su dependencia a los estímulos de las figuras mentales a partir de la trampa del espacio y del tiempo, sin necesidad de que esa misma trampa espacio-temporal desaparezca en el mundo de los cinco sentidos, que es lo mismo a decir el mundo concreto.
Verdaderamente enaltecer el momento presente es prescindir, aunque sea por un momento de un instante a otro, del juicio sobre cualquier circunstancia que está subordinada a la trampa del espacio y del tiempo, percibida por los cinco sentidos que tiene el ser humano traducidos por la mente.
Víctor Manuel Del Real Muñoz