CRONICAS NO MARCIANAS. Durmiendo entre groupies

PARTE 1

Dicen, que la memoria olfativa nos puede traer recuerdos súbitamente de muchos años atrás. Este fue justamente el caso el día de hoy, y no creo que sea casualidad.  Venía pensando que, a los músicos, se nos asocia siempre con una vida galante y llena de excesos. La chica formada delante de mí, me hace tener un flashback; no sé, si es ella o ese perfume particular que mezclado con alcohol hace viajar mi memoria al pasado.

Recuerdo muy bien ese día. Despierto desvelado por la noche anterior. Son las 10 de la mañana y mi cerebro apoyado de mi vista empieza a ubicar la escena y el lugar donde me encuentro. Lo primero que veo es una mujer dormida a un lado mío, y cuando me muevo un poco, veo otra mas en la misma cama, pero en la parte donde deberían ir los pies. Volteo a la otra cama y veo a uno de mis colegas acostado con otra chica. Hay un poco de dolor de cabeza, pero estoy seguro que solo me hace falta dormir. Me volteo a ver y, sí, estoy vestido, al menos en su mayoría; recuerdo haberme quitado solamente la camisa y quedarme en una playera de tirantes, los tenis deben de estar en algún lado.

Me incorporo tratando de no despertar a nadie. Lo que menos quiero es que la fiesta que traían anoche, continue ahora en la mañana. Veo la habitación y está medio destrozada, huele a tabaco, cerveza, hierba, sudor, sexo, perfume y demás. Entre ropa, cobijas, botellas y ceniza, encuentro mis tenis y mis lentes obscuros que no deben de faltar, por lo fotosensible que soy y porque no quiero agravar mi dolor de cabeza. Tomo la llave de la habitación y me voy al restaurant a tomar mi desayuno.

Chilaquiles, huevos al gusto, frijoles refritos, puré de papa, y un jugo de zanahoria que, por cierto, casi siempre pido. Me siento en una mesita al aire libre para disfrutar de mi desayuno, mientras reflexiono en la noche anterior, la cual, narraré como fue en general:

Un concierto exitoso como la mayor parte de ellos lo son. Solo un pequeño contratiempo surgió, mi monitoreo no sirvió a partir de la segunda canción, pero toque así, solo con lo que escuchaba de base y medio a ciegas, por así decirlo. Terminé de tocar y al ir guardando mis cosas, se empieza a colocar el grupo que tocaba después de nosotros. Uno de sus integrantes se acerca a hacerme platica con actitud coqueta, lo cual, por mis gustos heterosexuales, agradecí su interés, pero no es mi gusto. Esa platica fue cerrada de una manera muy cómica con un ¿NO TRAES UN PORRO QUE ME REGALES?, lo cual, también negué, al no usar nunca drogas ni ingerir alcohol. Lo sé, quizás en el gremio somos pocos así, o muchos, no sé. Me salgo del escenario dispuesto a disfrutar de lo que quedaba del show con la siguiente banda, mientras llegaba el transporte para el hotel.

Pero uno cuando va a tocar, es mejor no hacer planes porque todo es incierto. Salimos del lugar ya acabado el evento y, nos abordaron muchas personas para las fotos, firmas en los discos y donde se les ocurriera. Una chica dijo FIRMAME EN MI BLUSA, pero después dijo, mejor no y fírmame en el pecho, para lo cual, se abrió la blusa un poco y procedí a firmar. De repente, de ser solo una, se convirtieron en 3 mujeres que, para seguir con la fiesta, se ofrecieron amablemente a llevarme, así como al que quisiera de mis compañeros, al hotel. Cosa que acepté, pero ya de camino paso lo inevitable. Nos bajamos a una tienda a comprar cervezas y cigarros; y yo, lo único que compré fue algo de comer, ya que mi cuerpo siempre sufre un desgaste al tocar y en ese momento, necesitaba recuperar esa energía.

Ya en el auto se empezó a hablar de ir a la casa de x o y, pero primero me pasarían a dejar a mi habitación, ya que uno se comporta «Rockstar» como dicen por ahí de mí; pues lo mío, es irme a descansar después del viaje y de tocar, y quizás, disfrutar de esa ciudad de noche.

Llegamos al hotel, me bajé del auto, me despedí de todos y me fui a la habitación. Llegar y sentir el silencio fue curativo. Cené lo que llevaba y prendí la pantalla para ver alguna película mientras me relajaba, pero obvio, eso duró quizás 15 minutos.

Estaba ya sin camisa y sin tenis, cuando escucho que van abriendo la puerta de la habitación. Veo entrar a mi compañero, pero acompañado de las mismas tres chicas del auto, con bolsas llenas de cervezas, cigarros y botana. Detrás de ellas llegan un par de amigos en común, con una guitarra acústica, dispuestos a armar la tertulia toda la noche.

Se abren cervezas, se prende tabaco y hierba. Suenan la guitarra y las voces cantando. Yo, obviamente, tomando algo sin alcohol y sin fumar más que tabaco. Disfrutando del momento, de las canciones, cantando un poco con todos, platicando, riendo y disfrutando de esa noche, que, sin darme cuenta, avanza muy rápidamente.

Después de unas horas, los amigos de la guitarra deciden que es hora de partir a descansar. Nos despedimos de ellos y nos quedamos solo mi compañero, las chicas y yo. Seguimos en una buena platica, bastante divertida, hablando de todo y nada como diría Lewis Carroll, aunque sí con algunos acercamientos y arrumacos ligeros; evidentemente, con más intenciones que solo caricias, a lo cual, como dije anteriormente, siempre tengo mis reservas y distancia, y de una forma políticamente correcta, dirían ahora. Mi compañero, por otra parte, no pierde el tiempo, toma con una mano una cerveza y, con la otra, una chica y se van al baño. Nadie se inmuta y seguimos en lo nuestro, sí, negándome un par de veces más.

Después de un rato, salen del baño aquellos. Conforme va pasando la noche, se vuelven a meter una vez más. Todo esto, ya con un piso lleno de cerveza y ceniza, y entre una nube de humo de tabaco y hierba, que fue el constante aroma toda la velada. Así, estuvimos hasta las 6 de la mañana, entre risas, anécdotas, chistes, platicas subidas de tono y demás. Hasta que todos empezamos a quedar dormidos, unos encima de otros, sin recato alguno, por supuesto. Para mi fortuna solo era el cansancio y el desvelo, lo cual, tampoco es un problema, ya que no suelo dormir mucho; para ellos, eran los efectos del alcohol, hierba, cansancio y desvelo. No recuerdo en que momento me dormí, solo recuerdo que ya empezaba a salir el sol y tenia a 2 mujeres en mi cama, recostadas.

La gira siguió todavía un par de noches más, con rutinas similares. No solo esa gira, muchas otras, han sido más o menos lo mismo.  Aún teniendo, una conducta socialmente aceptable, entiendo como es la percepción general del público al vernos, quizás más a los que nos dedicamos a la música original.

Ahorita, al tener esta memoria olfativa con la chica que esta formada frente a mí, no puedo evitar tener estos recuerdos, muchos similares y otros mas intensos, desde lugares y tiempos lejanos, como Rockotitlan, La Diabla o La Iguana Azul, hasta USA o conciertos recientes. Sí, hay mucho que contar, o quizás, que se quede guardado solo en la memoria; pero, después de muchos años, ahora caigo el porque nos ven así de excesivos e intensos. Lo que uno ve normal y común, no lo es siempre para todos.

Un codazo accidental de la chica con perfume y alcohol, me hace regresar de este recuerdo y reflexión. Voltea a disculparse y le digo sonriendo: NO TE PREOCUPES, NO HAY PROBLEMA.

Me voltea a ver a los ojos, se sonríe . . .

Josh Nébula

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Mexicano de nacimiento, músico profesional con más de 30 años de carrera, con estudios en el INBAL, Conaculta y Fonoteca nacional, principalmente involucrado en el rock original con varios discos grabados; también ha hecho participaciones en música para teatro, comerciales, cortometrajes y educación musical infantil. Cuenta además con estudios a nivel amateur en Cine, tanto particulares como en el CENART. Apasionado cinéfilo y fanático de la gastronomía.



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1 comentario en “CRONICAS NO MARCIANAS. Durmiendo entre groupies”

  1. Muy interesante memoria. Sera interesante leer mas anecdotas del mundo de la musica y el fandom, del cual, la mayoria solo imaginamos pero desconocemos lo que ocurre antes, detras de bambalinas y despues…que es donde realmente se ve el humano detras de la melodia y los reflectores.

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