Lorena Ruíz. Entre sonidos, cine mudo y algo más

Por Eduardo Villalobos

Al inicio de la década de los 90 llegó a la tierra un corazón que latía al ritmo de boom-boom, boom-boom, pero también del tap-tap-tap y del tu-pá-tu-pá; no era sino el preludio de la vida de una mujer que se ha entregado a la música a través de las percusiones, el cine y la pasión por comunicar no sólo sonido, sino emociones. Hablamos de la talentosísima artista Lorena Ruíz Trejo, promesa de la escena musical mexicana y, no hay discusión, ejemplo para las nuevas generaciones.

Originaria del entonces Distrito Federal, hoy Ciudad de México, desde pequeña ha recorrido los compases, silencios y matices de la aventura interminable llamada música. Comenzó su carrera con apenas 8 años de edad y, desde entonces, ha mostrado un profundo entendimiento del lenguaje musical que la ha llevado a tomar cátedra en prestigiadas instituciones del gremio, como la Facultad de Música de la UNAM, de la cual egresó como instrumentista en percusiones, bajo la dirección del Dr. Alfredo Bringas.

El trabajo de Lorena es una fresca e interesante propuesta en el quehacer artístico que se evidencia en la calidad de sus composiciones, en su técnica y ejecución impecable que muestran que tiene las credenciales necesarias para abrirse camino con paso firme en el ambiente musical; basta con mencionar que su trabajo ha brillado en foros de la talla de la Sala Nezahualcóyotl, la Sala Blas Galindo, el Teatro de la Ciudad, el Castillo de Chapultepec, por referir algunos.

Su formación también ha trascendido las fronteras nacionales, destacando su participación en la Masterclass de música del Festival Internacional de Cine Mudo Le Giornate del Cinema Muto, en Pordenone, Italia, siendo la primera instrumentista percusionista en ser seleccionada para tomarla. Además, realizó un curso de composición, bajo la tutoría del maestro Óscar Navarro, y otro de lenguaje cinematográfico con el maestro Esteban Zúñiga.

Lorena es una artista multifacética y su producción es tan vasta que abarca desde la musicalización de obras de teatro con la Compañía Nacional de Teatro Clásico, actividades de investigación en el Seminario de Experiencias de Archivo, de la Cineteca Nacional, hasta estrenos mundiales de obras de compositores mexicanos.

Recientemente, gracias a la influencia del maestro José María Serralde, (con quien cursó un taller de improvisación musical y ha sido su mentor), el trabajo de Lorena se ha enfocado en proyectos en los que convergen la música y el séptimo arte, bajo nuevas y emotivas vertientes de musicalización de películas mudas, reafirmando la importancia de los sonidos en los contenidos visuales y reinterpretando la magia de la gran pantalla a través de las notas y los ritmos, logrando notorias participaciones en la Primera Edición de la Muestra Internacional de Cine Rescatado y Restaurado ARCADIA, el Festival Internacional de Cine Silente México, en Puebla, así como en las ediciones virtuales del Festival Expresiones Contemporáneas y el Festival Sur Aural de Bolivia 2020, con la obra Memorias Sonoras en Cuarentena (en colaboración con Rapsoda Muscinema); sin olvidar, por supuesto, el arreglo y musicalización (con Sonus Lux Cinema) de la película chilena Incendio, filmada en 1926, así como la composición y grabación de la música original del cortometraje Tierra, del director Rogelio Hernández.

Como parte de sus actividades, también se encuentra el impulso de las obras de artistas mexicanas, a través del colectivo Las Montoneras, el cual busca la creación de música original e investigación académica.

Sin duda es una grata recomendación seguir de cerca los pasos de esta artista orgullosamente mexicana, quien seguirá dando mucho de qué hablar y que nos promete una suerte de encantamiento en sus futuros proyectos sonoros, a través de los ensambles de los cuales es miembro fundador, como Ensamble de Percusiones Bronce, Rapsoda Muscinema y Sonus Lux Cinema… y lo que se vaya sumando a su excepcional carrera. ¡Bravo, Lore!