En tiempos post pandemia el mundo del fútbol vivió un nuevo punto de inflexión y no necesariamente se dio a partir de algo que surgiera en un campo profesional de fútbol 11, como convencionalmente conocemos a este hermoso deporte.
Un ex futbolista, de nacionalidad española, catalán, multi campeón, gran defensor central llamado Gerard Piqué, mostraba a través de YouTube al mundo entero un nuevo formato de liga de futbol.
Desde la inercia informal, con ropa casual moderna, cínicamente simulada, efímera, el ex jugador español, rodeado de YouTubers, influencers y nuevas gentes famosas a nivel mundial, con millones de followers de like y emogi de reacción, como les gusta a todos en la era moderna, y circunscritos a esa dinámica, por momentos mentirosa, de la fama virtual, se nos presentaba una nueva liga de futbol, que además sería trasmitida, de forma relativamente austera vía streaming.
Se trataba de una liga que iba a estar potenciada, dirigida y capitalizada financieramente por un cúmulo de personalidades que iban desde streamers famosos, YouTubers, actores, ex futbolistas, políticos, artistas, y demás personalidades vinculadas o no con el mundo del fútbol convencional, más desde un rol individual, nada que ver con las estructuras potentes que dirigen el futbol cotidiano en el mundo, que van desde agencias de inversión, bancos, multinacionales mixtas, empresas deportivas, alianzas multinacionales, y hasta de alianzas nacionales e internacionales de narcotráfico y lavado de dinero disfrazadas de empresas formales, esto último sobre todo en países de desarrollo medio como México.
Y es que esto de la nueva liga no solo era novedoso, sino que sembraba un modelo de organización extraño, poco formal en la forma, reitero, poco formal en la forma y hasta en el fondo, pero muy funcional en el entorno de un equipo de fútbol profesional, con decisiones de corte ejecutivo y directivo tomadas desde la inercia de las redes sociales o un streaming en directo, a punto de hacerse replantear incluso el tipo de perfiles y personalidades que tenían que estar detrás de un equipo de fútbol como comúnmente lo conocemos.
Hablamos de la Kings league
Se trata de una liga que se caracteriza por un formato de fútbol 7, pero aligerando los criterios reglamentarios, incluso cambiándolos a lo largo de un partido, adhiriendo aspectos nuevos que van desde modificar la cantidad de jugadores en juego a lo largo del partido o la pluri versatilidad de futbolistas hasta con diversidad de género en tiempo presente dentro de un partido, o bien la transmisión a través del criterio streaming por YouTube u otras plataformas digitales.
Además, esta liga genera nuevas formas de mercado y patrocinio, con nuevos criterios novedosos de llevar a cabo el financiamiento por derechos de imagen y comercialización, muy diferentes a los que históricamente se han dado en el fútbol convencional.
Esta liga, sin pretender hacer una devoción mercadológica de ella, porque, por el contrario, dada la inercia de entremezclar algo de deporte con criterios como de farándula y una polémica permanente que va más allá de futbol y a partir de ese batidillo generar mucha plata, me genera repulsión personal.
Pero es verdad que ha generado desde su primera edición en épocas de post pandemia una conmoción en los aficionados al fútbol internacionalmente hablando.
Esta liga ha sido capaz de competir en términos de rating con las ligas más importantes del mundo como pudiera ser la UEFA, Champions League o el torneo de fútbol británico y español, que son las ligas más importantes del mundo, por cierto.
Este formato se ha ido expandiendo y ha abierto mercados propios en muchas partes del mundo, por ejemplo, en México.
Está claro que esta liga desde su organización, su gestión, sus replanteamientos reglamentarios, su visión deportiva y comercial, y su funcionalidad, no solo está reorientando el objetivo de un deporte, sino que está malversando la esencia humana, competitiva, deportiva y viva del futbol en general.
Recientemente Gerard Piqué vino a México a promocionar la Kinkgs League México, al Estadio Azteca, rodeado de personalidades tanto del fútbol como ajenas al fútbol.
Y el declaró algo que me cimbró; palabras más, palabras menos, el habló de que si el fútbol convencional no se modifica se va a quedar rezagado y arcaico como espectáculo.
Favor de mirar los siguientes links:
Entonces esto me hizo pensar que quizás una sociedad que demanda múltiples estímulos y una constante necesidad de placer, como lo sugieren científicas como Marian Rojas Estapé, empieza a sentir que los deportes convencionales ya no cubren la cuota de emociones a las que ahora las personas están habituadas a vivir, reitero, en el contexto de una sociedad hiper estimulada.
Pero también, y como segundo elemento, esto me hizo pensar que el fútbol hoy es visto, más que como un deporte, como una industria y un mercado por encima de todo, y que como cualquier producto necesita crecer y expandirse y así lo ven quienes en torno a él lucran.
Por eso se tienen que entremezclar aspectos que no tienen que ver con un partido de fútbol, con un partido de fútbol en sí, como sugiere de forma descarada Piqué, para generar ese volumen de espectáculo y de distracción que el ex futbolista español nos está anticipando que el fútbol ahora debe de tener.
¿Esto abona al deporte?
¿O, acaso, esto es expresión de que los deportes convencionales necesitan rotar y expandir sus alcances de mercado para seguir vendiendo?
¿Qué tipo de juego seguiremos viendo al futuro?
Es que estas son preguntas que seguramente los aficionados de tradición nos hacemos, sobre todo aquellos que vemos fútbol cada 8 días.
Y esto también, a reserva de ser una percepción hipotética, me lleva a pensar que quizás los deportes hoy en día no están para fomentar valores en la sociedad sino para expandir mercados que acrecienten la lógica de utilidades del capital.
Nos esperan transformaciones muy densas de este deporte, desastrosas quizás para su esencia.
Víctor Manuel Del Real Muñoz