Representaciones de la sexualidad en sociedades prehispánicas

La reproducción de una especie animal resulta tan simple como el acto de cópula entre un macho y una hembra; el Hombre antes de ser Hombre, es decir, en su condición más primitiva, reproducía su especie únicamente animado por sus pulsiones de la misma forma que le ocurre a cualquier otro animal.

Sin embargo, en algún momento de la prehistoria humana ocurrió un giro en el simple acto de copular para reproducir; hombre y mujer experimentaron sensaciones más allá del acto reproductivo, cobraron conciencia de sus cuerpos con los que en dualidad, crearon formas para explotar sus sentidos y crear vínculos que iban más allá de una prole en común, abriendo paso a un nuevo escenario de posibilidades en que impregnaron de cultura al simple acto de cópula rompiendo así los límites de la reproducción como un simple medio para la supervivencia de la especie, para pasar al ejercicio de la sexualidad como parte de una plenitud del ser, no sólo en un sentido individualista, sino también religioso y como una forma de entender la relación del humano con la naturaleza y el orden del cosmos.

En el orbe prehispánico muchos de esos actos fueron representados en diversos materiales como la piedra, el barro, la cerámica o los códices; en ellos se aprecia la desnudez de los cuerpos, actos sexuales tanto entre hombre y mujer como entre individuos de homólogo sexo, falos, vaginas dentadas y sujetos con un miembro viril fuera de toda proporción natural.

Figuras como las de Tlatilco (1500-500 A.C.) dan testimonio de cómo los prehispánicos se representaban a sí mismos realizando actos sexuales en diversas posiciones con fines más allá de la simple reproducción, algunas escenas incluso representan actos orgiásticos.

Entre las sociedades mayas encontramos representaciones de actos que desde nuestro presente denominaríamos como homosexuales; una referencia de dichas representaciones es la pintura elaborada en las grutas de Naj Tunich en El Petén, Guatemala; estas representaciones de prácticas homosexuales también las encontramos en figuras elaboradas por sociedades como la Guangala en Ecuador. Otras figuras recurrentes de índole sexual son las representaciones fálicas en Chichén Itzá donde se encuentra el Templo de los Falos; en la cultura Colima, Huasteca y en Campeche, son recurrentes las figuras de cerámica o piedra en que se representa a hombres con falos grandes. En territorio sudamericano encontramos diversas figuras alusivas al miembro masculino engrandes dimensiones como ocurre con la cultura Chorrera de Ecuador o Huaco en Perú.

En cuanto a códices, el Dresde y Borbónico contienen también diversas escenas de naturaleza sexual donde se vincula al sexo con la fertilidad de la tierra y su relación con los astros.

Una exposición itinerante denominada “Semillas de vida. La sexualidad en occidente” impulsada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, reúne multitud de piezas prehispánicas de los actuales estados de Michoacán, Jalisco, Nayarit y Colima, que muestran las representaciones de cuerpos masculinos y femeninos desnudos así como sus prácticas sexuales, alumbramientos y en especial, el cuerpo femenino y la forma en que este era asociado con la fertilidad de la tierra y el orden del cosmos.

Esta serie de representaciones sin duda alguna, dista mucho de la imagen que algunos textos elaborados a principios del siglo XVI por frailes españoles pretenden dar a las sociedades prehispánicas, ya que se les intenta asociar desde la mentalidad medieval cristiana, con personas de castos principios en donde el “nefando pecado” o el adulterio eran seriamente castigados; es decir, dichos textos construyen una imagen de dichas sociedades con el fin específico de homologarlas a las de unos “buenos cristianos”, ocultando así las concepciones y representaciones que los prehispánicos tenían de sí mismos y de lo sexual.

En este sentido, para quienes se interesan por la temática aquí expuesta, es importante acercarse a las fuentes procurando tener una mirada crítica que dude constantemente de lo que observa, comparar fuentes y sobre todo, acudir a ellas con la disposición a desmontar nuestras preconcepciones sobre las sociedades prehispánicas y su forma de vivir y representar su sexualidad.

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Víctor Hugo Martínez Barrera

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Se formó como abogado en la Facultad de Derecho de la UNAM y, como historiador, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Sus líneas de trabajo son el Derecho Constitucional, los derechos de los pueblos indígenas y el período posclásico mesoamericano.

Fuentes:

https://www.protocolo.com.mx/cultura/sexualidad-del-occidente-prehispanico/.

https://es.slideshare.net/arseros/arte-erotico-prehispnico-1-parte.

https://www.youtube.com/watch?v=fD7H5-FKREQ.

https://educomunicacion.es/arte_erotico/mexico_antiguo_arte_erotico.htm#:~:text=Sexualidad%20en%20las%20culturas%20mesoamericanas&text=La%20dualidad%20maya%2C%20presente%20en,el%20d%C3%ADa%20y%20la%20noche.

https://museolasamericas.org/el-erotismo-en-las-culturas-prehispanicas.

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