El pasado 13 de enero se celebró el Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión, “una patología mental silenciosa que afecta a un gran número de personas con consecuencias como tristeza permanente, ausencia de motivación, placer, aislamiento, falta de esperanza, pensamiento de muerte e incluso el suicidio”, por ello, como un tributo dedicado a quienes luchan contra esta enfermedad, la cual en ocasiones puede partir de una inseguridad, me permito compartir la presente reflexión:
Dile a tu inseguridad que ya no estás en donde te dejó y, de ser posible, que no quieres volver a estar ante su presencia. No es que la odies, tan solo no la necesitas.
Gracias a ella tropezaste un par de veces, sin que ello signifique algo que quisieras olvidar, porque cada desacierto significó buscar un modo distinto de levantarse, a veces más sabio, en ocasiones más fuerte y en otras temo decir que sin éxito, pero sí con la intención de seguir levantándote.
Reitérale que agradeces haberle ganado algunas batallas y el haber sido maestra en tu vida e incluso a veces sentir que le has vencido, aunque aparezca inesperadamente de nuevo y es que al final siempre te acompañará transformándose en cada etapa de tu vida pero hoy puedes tener la convicción de que siempre seguirás desafiándola, ya que ocultarse no volverá a ser una opción.
Dile también que sus encuentros se han transformado sólo en recuerdos que te hicieron conocer otra parte de ti, pero que permitieron encararte a ti mismo, a tal grado que llegaste a desconocerte. Bien dijo Kierkegaard “El recuerdo es un vestido desechado que, por muy bello que sea o te parezca, no te puede caer bien, pues ya no corresponde a tu estatura”, porque no se puede saber quién se es siempre, pero sin duda nunca se podrá seguir siendo la misma persona.
Susúrrale a la inseguridad que le dedicaste el tiempo y la paciencia hasta llegar a comprender que tu valor propio es puramente una cuestión de perspectiva u opinión subjetiva de ti mismo, que si bien puede seguir a la preocupación por la realidad, esto no es una necesidad, es oropel.
En suma, recuérdale que la esperas no con impaciencia y mucho menos con ansias, pero sí con intriga de las enseñanzas o lecciones que te implicará su visita, como nube del desconocimiento ya que, a pesar de reconocer tus defectos y desventajas, hoy ya tienes definida tu confianza y capacidad para hacerle frente, por lo que tus armas ahora serán más firmes para librar la siguiente batalla y salir triunfante.
Por último, recálcate que no eres la suma de las cosas que tienes o puedes hacer, sino que eres el golpe de seguridad que te das cuando tomas las oportunidades que te pone la vida y dejas de vivir desde la inseguridad, el estrés o el miedo.
“Tu peor enemigo no te puede dañar tanto como tus propios pensamientos. Ni tu padre, ni tu madre, ni tu amigo más querido, te pueden ayudar tanto como tu propia mente disciplinada.”
-Buda Gautama
Mónica Olmos Reyes
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Licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho de la UNAM. Certificada en Conocimientos Generales por la Sociedad Mexicana de Danza Árabe.