La virtud de la presencia. Por Víctor Manuel Del Real Muñoz

 

El mundo intelectual, aquel compuesto de circuitos académicos, derroteros culturales, ambientes intelectuales y el resto del mundillo físico de las “ideas” y del “pensamiento”, tiene por consigna adoptar una actitud escéptica en la vida, ante todo, paralela al espíritu positivista que demanda evidencias consistentes, consensuadas por supuestos expertos, para dar por válida una tesis o alternativa de explicación de la realidad.

En ese sentido, el mundo intelectual, por ende, convencional y dominante, tiene por costumbre la etiquetación o juicio de valor, con supuestos elementos “críticos” de “vanguardia”, legitimados por una disciplina científica de desenvolvimiento funcional, para desacreditar todo aquello que le signifique un desafío o una incomodidad en torno a su sistema de valores, creencias, ideologías, programas y espíritus de explicación de la realidad.

Por otro lado, el yoga como alternativa práctica de libertad y no como un dogma o doctrina de fe, mucho menos creencia o religión, y más allá de posturas físicas y de rituales de adoración -respetando en todo momento a quien guste asistir al yoga como estilo de vida desde esas vías- es en sí un método de desenvolvimiento cotidiano, un estilo de albedrío, el uso cotidiano y cabal del valor de la presencia, de la plenitud en el aquí y el ahora, del hecho de estar atentos y concentrados, mirando casi a totalidad el devenir del ahora, en este mismo momento.

Si usted es capaz de hacer una revisión momentánea de su vida común encontrará que muchos de sus dilemas, problemas, adversidades y dolencias, sobre todo emocionales, se dan en un anclaje temporal entre cosas que ya pasaron y cosas que quizás vendrán -pasado y futuro-, pero que, en ambos casos, se trata de aspectos irreales, porque lo único que tiene en este momento es el ahora, por más estruendoso que se escuche.

La noción casi plena del momento presente le permitirá a usted, entre otras cosas, relajarse, saberse completo, asumirse vivo y sonriente ante la vida, operar con creatividad, asistir a percatarse que tiene vida y cuerpo en unidad con el resto de las especies y realidades energéticas que le rodean, y así, proceder a operar con mayor sabiduría, con mayor calma y sobriedad, además de sosiego.

Usted puede emplear métodos de respiración y métodos físicos del Yoga como los asanas, pero también es posible utilizar su vida cotidiana como un camino a la virtud de la presencia; el simple lavado corporal o el consumo de alimentos, asistiendo a estar plenamente concentrado en tales actos son cabales ejercicios de presencia, que le abonarán réditos de salud física y emocional a su vida.

El yoga, como estilo de vida en presencia, le permitirá, luego entonces, enfrentar la vida como es, sortear sus retos con mucha claridad, resolver dilemas con creatividad, y, sobre todo, resolver su cotidianidad con amplia sabiduría en torno a la ecuanimidad, la destreza mental y la objetividad propias de una mente plena y tendiente a la limpieza emocional.

Finalmente, usted podrá seguir reivindicando creencias, arquetipos, programas culturales, y toda clase de componentes mentales indistintos, sin embargo, la presencia misma, eso que llamamos como actitud yóguica, le permitirán ser resiliente y tolerante ante los juicios de los demás, sobre todo los que a usted le desagraden momentáneamente, dejar de operar con reactividad su relación con los demás, no tomarse las cosas personales, prescindir de temores, ansiedades y preocupaciones, y en la medida de lo posible, asistir a asimilar la vida sin demasiados juicios de valor y con una pulcritud de lenguaje y contenido emocional respectivo, además de una disminución gradual de la velocidad reactiva y tóxica con la cual usted operar su vida.

Dótese, si es de su interés, de herramientas de aprendizaje de posturas yóguicas en forma de asanas, de técnicas de relajación y concentración, además de contemplación corporal, y ofrézcales atención a sus actividades, por lo menos las más íntimas, y así usted irá logrando una vida más presente, que es concomitante con el estilo de SEIDAD del resto de su entorno, sea este físico o se halle en otro plano dimensional.

Como ejemplo magnífico, contemple la majestuosidad de la presencia de un animal, sea este una mascota de casa como un gato, y note como su agilidad, su rutina alimenticia, su movilidad física o bien su protocolo sexual se ofrece ante la vista humana como un deleite ejemplar de la presencia, casi con una exactitud impecable. Si es de su agrado, incorpore ese estilo de vida al suyo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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