Por Nora E. Rodríguez Martínez
Ha llegado el verano y con él llegan los días más largos, el tiempo libre y las ganas de pasártela bien. El verano es un excelente tiempo para retomar esa lectura que nos lleve a viajar sin salir de casa, a vivir aventuras sin correr riesgos, a conocer otras culturas desde la comodidad de nuestro sillón y, sobre todo, que nos ayude a mantener nuestro cerebro saludable.
Se sabe que la lectura es una de las principales herramientas para favorecer la actividad cerebral y fortalecer nuestras conexiones neuronales. Al leer estamos realizando actividades esenciales en lo cognitivo ya que ordenamos ideas, interrelacionamos conceptos y ejercitamos la memoria. Todo esto nos permite aumentar nuestra reserva cognitiva y, por ende, nos permite disminuir o retrasar el deterioro cognitivo. El Dr. García Ribas, miembro de la Sociedad Española de Neurología (citado por MedicinaTV, 2021) establece que “nuestro cerebro, para que goce de una buena salud, necesita que lo mantengamos activo, que lo ejercitemos. Sin embargo, y a pesar de que es uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, no siempre dedicamos el tiempo suficiente a cuidarlo”.
Así que no importa la clase de libro que se elija, puede ser un clásico para completar la lista de imperdibles o algún título ligero que nos permita leerlo de manera más relajada y sin presión. Lo realmente importante es que durante este verano logremos tomar o retomar el hábito de la lectura ya que, de paso, al leer logramos ejercitar a nuestras neuronas y contribuimos a crear un mundo mejor.
Desafortunadamente, en México es muy bajo el porcentaje de personas que leen de manera regular y consistente. Además, muchos de los que sí leen se desperdician al consumir material de muy baja calidad. El INEGI registra que poco más del 40% de la población alfabeta leyó un libro en el último año, lo que implica una disminución del 9.2% de la población lectora en los últimos 5 años (Varela, 2021). El único dato alentador es que aumentó el número de libros leídos por año, quedando en 3.7 libros por lector.
Ante estos deprimentes datos, la pregunta obligada es ¿por qué la gente no lee más? Cualquiera hubiera esperado que durante la pandemia de COVID aumentara la afición a la lectura debido al confinamiento, sin embargo, Varela (2021) establece que el INEGI encontró que “a pesar de los meses de confinamiento en los domicilios particulares de la población en México, los dos motivos principales de la población adulta alfabeta que declaró no leer ningún material fueron, al igual que en 2020, la falta de tiempo y la falta de interés, motivación o gusto por la lectura”.
¿Cómo revertimos esta situación?
Está comprobado por diversos estudios que la lectura es un hábito sumamente beneficioso para quien lo realiza. La lectura aumenta nuestra capacidad intelectual, nuestra imaginación y creatividad, nos provee de temas de conversación que a su vez facilitan la interacción social y nos ejercita la memoria retardando y previniendo la pérdida de memoria, lo que ayuda a retrasar la aparición de enfermedades neurodegenerativas. Sumado a lo anterior, la lectura reduce el estrés y puede generar rutinas sanas de higiene de sueño.
Por otro lado, se sabe que la lectura no sólo estimula nuestra materia gris, sino que además es capaz de realizar cambios en nuestra forma de actuar y de reaccionar ante la vida y sus circunstancias. QUO (2020), señala que con la lectura vamos desarrollando un mejor conocimiento y entendimiento de nuestro entorno y de las personas que nos rodean, somos más empáticos y reales ante su sentir. A través de la lectura las áreas de nuestro cerebro asociadas al olfato y tacto son estimuladas logrando “iluminarse” de la misma forma que lo harían al oler o tocar algo. Prácticamente somos capaces de oler, saborear o sentir cosas, aunque no estén allí. Lo mismo sucede con las emociones: “La lectura es el sitio dónde aprendemos el significado de la palabra empatía. Es el lugar donde nos convertimos en mejores seres humanos” (QUO, 2020)
Oatley (citado por QUO, 2020), establece que, al leer las personas nos volvemos más comprensivas y aumentamos nuestra capacidad de entender a los demás. Esto es porque podemos poner en práctica lo aprendido a través de la lectura para resolver problemas. Una pregunta que surge de este planteamiento es: “¿Qué pasaría si todo el mundo leyese un poquito más? ¿Podríamos vencer las barreras del sexismo, el racismo o el odio?” (QUO, 2020)
Al leer todo lo anterior se puede asumir que son suficientes razones para convencer a las personas a empezar a leer o a leer un poco más. Desafortunadamente no es así y el fomentar la lectura es una tarea titánica que debe dirigirse a personas de todas las edades, pero con especial énfasis en los menores de edad y en los adultos mayores como lo señala el Dr. García Ribas: “En los niños, porque es el mejor momento para inculcarles este hábito y, además, su cerebro y sus funcionalidades están todavía desarrollándose. Y en los mayores, para que puedan seguir manteniendo su cerebro activo a pesar de que su actividad sea más reducida, la lectura diaria es un estímulo más para su cerebro”.
¿Cómo fomentamos la lectura? Pues lo primero es concientizar a los niños y a las personas de todas las edades sobre todas las ventajas ya mencionadas del hábito de la lectura. Lo siguiente es facilitarles el acceso a esta actividad proveyéndolos de material de calidad y de espacios cómodos para realizarla. Si son lectores novatos se recomienda que empiecen con libros cortos y de fácil lectura, con letra de tamaño apropiado y de temas de su interés. Si son lectores asiduos, tratemos de que profundicen en la obra de sus autores favoritos o que descubran nuevos autores. Lo que debemos lograr es que la lectura les resulte atractiva a través de que se adapte a sus necesidades e intereses.
En esta temporada de vacaciones de verano, un consejo extra es el utilizar a la lectura como lazo de unión y comunicación familiar e intergeneracional. Podemos proponer realizar la lectura de un libro en familia con la finalidad de leer para luego comentar y argumentar la trama del libro, explicar las situaciones que se les presentan a los personajes e incluso cuestionar cómo hubiéramos reaccionado nosotros ante dicha situación. Grandes y profundas conversaciones pueden salir de esta actividad que a su vez nos permitirán estrechar los lazos familiares y conocer mejor a nuestros hijos, hermanos y padres.
Otra forma de fomentar la lectura es pedirles a los pequeños de casa que nos lean en voz alta argumentando que tenemos la vista cansada o que la letra es muy pequeña. Esta actividad además de hacerlos sentir importantes y útiles puede servir para reforzar sus habilidades lectoras y para ganar confianza al hablar o leer en público. Al final de la lectura también se puede comentar con ellos lo leído y resaltar los puntos más importantes de la historia para continuarla al día siguiente. Esta actividad puede tener un matiz especial si se realiza entre abuelos y nietos, ya que se les inculca la lectura y se refuerzan las relaciones intergeneracionales.
Recomendaciones de lectura
Es muy difícil recomendar libros para leer porque cada persona es diferente y no hay un libro que les guste a todos por igual. Sin embargo, me atrevo a recomendarles los siguientes títulos que considero que pueden dar pie a interesantes, profundas y enriquecedoras pláticas sobre los temas tratados y las reacciones de los protagonistas:
- Manual para mujeres de la limpieza de Laura Berlín: una recopilación de relatos muy entretenidos que refleja muchos de los pasajes de la difícil vida de esta escritora y que, a su vez, nos hacen reflexionar sobre nuestra propia vida.
- Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez: un clásico que da para explayarse en comentarios y argumentaciones sobre las acciones realizadas por cada personaje.
- Mujeres de ojos grandes de Ángeles Mastretta: un libro de relatos que muestra la vida tradicional de mujeres mexicanas educadas para el matrimonio, pero que en el fondo nos muestra a “las tías” como mujeres fuertes, decididas y dispuestas a salir adelante.
Concluyo esperando haber logrado fomentar el interés en la lectura ya sea con fines de entretenimiento, aprendizaje, placer o simplemente para matar el tiempo libre. Sin importar lo que te lleve a sumergirte en un libro, indudablemente te ayudará también a aumentar tu reserva cognitiva y tu salud cerebral.
Referencias
MedicinaTV. (2013). Leer retrasa y previene la pérdida de la memoria. Recuperado el 1 de julio del 2021, de Sitio web: https://www.medicinatv.mx/reportajes/leer-retrasa-y-previene-la-perdida-de-la-memoria-4941/
Revista QUO. (2020). ¿ADICTO A LA LECTURA? ASÍ DEJAN HUELLA LOS LIBROS EN TU CEREBRO. Recuperado el 2 de julio del 2021, de Sitio web: https://www.quo.es/ser-humano/q2004024249/huella-leer-cerebro/
Somos pacientes. (2013). La lectura previene la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Recuperado el 1 de julio del 2021, de Sitio web: https://institutoneurociencias.med.ec/blog/item/855-importancia-lectura-en-pacientes-con-alzheimer
Varela, M. (2021). México pierde lectores, pero los que quedan leen cada vez más. Recuperado el 1 de julio del 2021, de El País Sitio web: https://elpais.com/mexico/2021-04-22/mexico-pierde-lectores-pero-los-que-quedan-leen-cada-vez-mas.html
LGSS Nora E. Rodríguez Martínez
__________________________________________________________________________________________
Coach en Reserva Cognitiva
Para informes: info@reservacognitiva.com
FB e Instagram: Coach Reserva Cognitiva