Invierno. Por Mauricio Federico Del Real Navarro
El aliento de la tarde entumece mi rostro
Se introduce por los orificios de mis ropas
inmovilizando, martillando mi esqueleto.
La ciudad se revela gris, solemne, intensa
es el tiempo en el que la ciudad Es
exigiendo abrazarla en sus recuerdos.
La lluvia cae y el viento azota mi conciencia
los cerros se esconden tras la cortina de niebla
cantando odas de perdón y olvido.
Los murmullos de las calles me recuerdan que estoy vivo
mientras el vaho me abandona con sus alas onduladas
sucumbiendo frente a ráfagas de polvo.
Los barrios que respiro lucen inermes ante el frío
los viejos enrollan su humanidad en cobijas
aferrando sus latidos a historias de nostalgia.
Las luces abrazan mis pupilas, se marchan, vuelven
configuran polícromos balcones y ventanas
anunciando la Epifanía que se aproxima.
Yo respiro el tiempo, pienso el instante
evoco sonrisas ausentes y saludos lejanos
pronunciando, nuevamente, viejos nombres.
Mi nariz está roja y mis labios contraídos
pero mi pecho crepita en brasas de sangre
desterrando su indolencia para siempre.
Los minutos son como gotas que escapan de un grifo
contenidas, espaciadas, transparentes
permitiendo observar un presente que es pasado.
Abro los brazos al aparecer el alba de un nuevo ciclo
trazo rejuvenecidos sueños, empeño párvulas esperanzas
deseando, más que nunca, verte en un año, amigo.
Mauricio Federico Del Real Navarro
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Zacatecas, Zacatecas, 1982. Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México. Amante del estudio de los fenómenos sociales y su inclusión en el mundo literario. Poeta aficionado.
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