El séptimo continente (primera parte)

Por Sergio Ibarra Delgadillo

—Innumerables referencias podemos encontrar sobre el tema. Desde autores italianos consagrados al esoterismo, recreaciones de la literatura actual y adaptaciones cinematográficas tan decadentes que lo único que producen es asco. Nos centraremos en dos pensadores, que con su gran ingenio son pilares para la cultura occidental, por supuesto ambos son griegos. El filósofo Platón en su diálogo Critias sitúa al continente en medio del mar Atlántico, más allá de las columnas de Hércules, este mundo perdido destacaba por sus recursos minerales y animales. Platón da una fecha de fundación, que adaptada a nuestro calendario gregoriano, la fecha exacta es el 9,500 a.C. Es increíble que la raza mediterránea supere en inteligencia a la raza nórdica…

En ese momento el profesor William Wakefield fue interrumpido por una estudiante —¡Es un racista, es increíble que en pleno siglo XXI alguien como usted pueda estar al frente de una cátedra! 

«Demonios, otra progresista», se dijo para sí el profesor.  

—No tengo por qué justificarme ante usted ni enlistar las contribuciones de la raza mediterránea a la humanidad, ni explicarle porqué los nórdicos son superiores en cuestiones físicas—dijo esto dirigiéndose a la estudiante.

—¿Por qué sigue utilizando el término raza? ¡Ya basta de sus clasificaciones, los seres humanos no son animales, deténgase, el ideal de “raza pura” se enterró con el darwinismo social hace años, es imposible que exista una “raza pura” todos tenemos la misma cuna! ¡La humanidad nació en África, usted es descendiente de esos primeros homínidos! 

—¡Largo de mi clase!—gritó con tanta fuerza el profesor Wakefield que sentía como se le ruborizaba el rostro por la sangre que recorría todo su cuerpo hacía el cerebro, el vacío en sus entrañas se hacía cada vez más grande. Un instinto básico de supervivencia se manifestaba en una de las más grandes mentes del planeta.

 «No puedo esperar a que el proyecto esté listo», pensó el profesor. «Mientras tanto tengo que seguir en este sistema corrupto que da educación a judíos, chinos y mexicanos, no es de esperar que en algunos años un chimpancé pueda graduarse de esta universidad». Respiró profundamente, sintió como sus músculos se tensaron con la inhalación y como con el acto contrario se relajaron. 

—Por este innecesario conflicto, doy por terminada la clase. En la siguiente sesión retomaremos el tema, nos faltó ahondar en la hipótesis de Heródoto, quién sitúa al continente sobre Libia a los alrededores del monte Atlas, lean los textos y al que no le guste escuchar la verdad, ya no se presente—pronunció estas palabras mientras un bullicio de jóvenes salía por la puerta.

El profesor Wakefield sintió una vibración en su cuerpo, revisó su celular, el número era desconocido. —Sí diga—Tomó la llamada.

—Hay reunión esta noche, en el mismo lugar—respondió una voz grave.

—Ya estoy harto de que llamen de celulares desechables, ¿por qué ocultar al mundo un suceso tan trascendente?

El profesor no recibió respuesta. El día transcurrió con normalidad, salió de la Universidad, al llegar a su casa, saludo con gran respeto la foto del patriarca, tomó un baño, después preparó las siguientes clases con el desagrado de saber que no sólo lo escucharían los estudiantes blancos sino también musulmanes. Él no siempre había pensado de esa manera, recuerda los días del segundo mandato del presidente Trump, mientras la humanidad era desolada por el Covid, él apenas era un niño, y no entendía las incriminaciones que su padre hacía sobre los mexicanos.

Observó el éxodo masivo de hispanos obligados a caminar hacia la frontera. Era increíble ver las enormes filas de gente morena con sus pertenencias en mano escoltados por soldados; se veía de todo, gente que no hablaba español, pero de origen hispano, ancianos, enfermos, mujeres, inclusive personas con discapacidad. El profesor Wakefield recordó y por un momento la compasión recorrió su corazón pensando en todas las muertes que provocó el éxodo y la separación de familias, después esa sensación se transformó en odio.

—Todo eso lo merecían, durante años los mexicanos llenaron nuestro país de asquerosa marihuana, planta infernal, y cocaína—gritó para sí. El profesor tenía tiempo que hablaba solo, no le importaba, no le interesaba el mínimo descubrimiento personal, no le importaba indagar en su psicología, en sus trastornos, a él solo le importaba el día que pudiera pisar ese país soñado, ese país cien por ciento blanco.

La coordenada 0.

El profesor se dirigió a una instalación oculta para la población en general, un lugar exhaustivamente vigilado, un lugar donde habría de reescribirse la historia. Con una puntualidad impecable llegó a la reunión, tomó su lugar que es a la derecha del gran comandante y esperó 10 minutos, después todos estaban ahí. Un círculo de aproximadamente 10 personas que habrían de cambiar el curso de la geopolítica actual.

Descubrieron el busto de Donald Trump y de Adolf Hitler, acto siguiente empezaron a cantar el himno de la Gran Nación Blanca, nación que ya estaba lista para ser poblada, pero la noticia apenas se daría a conocer al mundo.

—¡Hermanos—gritó el gran comandante—, Heil Hitler, Heil Trump.

A lo que el grupo contestó: —¡Heil, Heil, Heil!

El gran comandante empezó su discurso: —El Supremo líder Trump emprendió hace 25 años esta gran travesía para salvar a la raza pura. Sabía que el terreno estadounidense era imposible de recuperar, corrompido por hombres de toda la Tierra, el mesías blanco nos prometió un país libre. La tierra prometida está donde el hombre blanco esté dispuesto a poblar, por lo que hace 25 años empezó la construcción de una plataforma continental en el Atlántico, está invisible gracias a los espejos que reflejan el cielo. Ahora está lista para ser poblada; los sistemas de auto cultivo, ganadería, agua potable, telecomunicaciones, sistema religioso, ejército, todo está funcionado a la perfección. Las bibliotecas de la cultura blanca están listas para recibir a nuestros hijos, por lo que el día de mañana, a las 6:00 a.m. pediré que los espejos sean retirados y, así proclamaremos el cuarto Reich; las plataformas de internet serán saturadas con un video informativo de cómo controlaremos al mundo desde nuestra trinchera.

La sala se llenó de júbilo, se abrazaron, las lágrimas cayeron  por los rostros más duros de la humanidad. Durante años se había comunicado entre naciones de origen blanco, claro, las que cumplían con los requisitos para poblar el séptimo continente.

El gran comandante tomó la palabra: —Los primeros en ser evacuados serán los separatistas sudafricanos, son alrededor de 5,000 personas que mañana al anochecer ya estarán establecidos en un nuevo mundo. Europa se irá al carajo junto con sus liberales, pero en nuestra tierra el Islam estará prohibido. Calculamos un año de reubicación para que lo mejor de la raza blanca esté ahí, un hogar por fin. Les adjunto la lista para poder viajar:

  1. Ser de raza blanca, en sus ramas; nórdico, dinárico, raza del este de Europa, Fálico, Bálico Oriental, Mediterráneo (con esta última clasificación se hará un chequeo que está en la página 72).
  2. Profesar el cristianismo en su rama protestante, las demás religiones están prohibidas.
  3. Ser heterosexual.
  4. Contar con las vacunas requeridas (página 84-88).
  5. No llevar material que contamine a la gran nación.

—Sólo estás cinco cosas pedimos en un inicio, profesor Wakefield usted revisará personalmente que la repatriación se lleva de manera adecuada, por lo que después de esta reunión viajará directo al séptimo continente, la vida que lleva aquí de profesor universitario ya no existe. ¡Felicidades!

Al terminar la reunión con el himno, el profesor Wakefield fue escoltado por un grupo militar hasta un helicóptero. Visualizó aún los espejos, descendió del helicóptero y ahí estaba el mundo que siempre soñó, y ahí estaba, un ideal. 

C o n t i n u a r á

Sergio Ibarra Delgadillo

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Estudió Lengua y Literaturas Hispanoamericanas en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; participó en la antología Sobre el futuro y otros menesteres (2019), de la Editorial Vocho Amarillo. Profesor de nivel medio superior, imparte materias como literatura universal y etimologías grecolatinas. Fundador del taller de divulgación de Literatura de Ciencia Ficción y Fantasía: Moderntitlán. Aficionado de los fósiles y la gastronomía.

Instagram: sergioibarradelgadillo           

Correo electrónico: moderntitlan@gmail.com

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