Navegando en la web, me encontré me encontré un blog: Novelas en Fucsia, https://novelasenfucsia.blogspot.com, de una joven escritora colombiana. En el blog cuenta su vida de una manera tan directa y desenfadada que te atrapa. Su historia parece una de sus novelas.
SIPNOSIS: María Camila Martínez Cardona, nace un 30 de marzo de 1993, en Risaralda (Caldas), Colombia. Su mamá la tuvo a los trece años de edad. A los quince días de nacida presenta meningitis, que le produce una secuela de parálisis cerebral espástica, que la llevaron a años de terapias físicas y a vivir en silla de ruedas. Su abuelo paterno fue asesinado un sábado de mercado, frente a su propia casa, no lo conoció en persona. Comenzó a escribir a los 13 años, como una forma de autoterapia. Terminó el bachillerato con Honores. Años más tarde, su abuelo materno y sus cavilaciones espirituales la impulsan a escribir su primera novela. Define su corazón como un museo de obras rotas y cuadros a la mitad. Apasionada de la vida, enamorada del romance, da grandes pasos desde su corazón, desde su imaginación a través de sus letras. Actualmente, tiene cuatro novelas de romance escritas: Sofía el principio del fin; Alma profana, Vestido de Lentejuelas y la Escritora. En proceso: Las Manías y vida de una escritora. Tiene varios poemarios y forma parte de la red de escritores de Caldas, Colombia, desde el año 2020. Uno de sus proyectos: venir a México.
Después de contactarla vía redes sociales, nos dio una muy agradable entrevista telefónica, con ese bonito acento colombiano tan característico.
Hola, Camila. ¡Un gusto que hayas aceptado esta entrevista vía telefónica!. Más allá de los datos biográficos, ¿quién es María Camila Martínez Cardona?
Maria Camila Martinez Cardona, es una mujer que ha pasado su vida escribiendo, siendo también una amante de la academia y de las buenas cosas de la vida. Todos me dicen por mi segundo nombre, Cami… Ya que es una muestra de cariño, el nombre completo se lo dejo a mi mamá cuando esta enojada, es una mujer que es fuerte pero que sabe hasta que punto llegar, le a tocado entender eso.
En tu blog leí la siguiente frase: “Es muy complicado escribir una novela tranquila, a mí me gusta escribir sobre dramas, a mí me gusta tener ese reflejo de mi vida”
Tu vida ha sido complicada, desde tu nacimiento, pero a pesar de las adversidades de salud y de vida, has logrado mucho. Considero que vives la vida con mucha intensidad y pasión. ¿Qué piensas al respecto?
A ver, Sergio, cuando preguntas porque soy tan apasionada por la vida, como tú dices, creo que es porque todos los días hay cosas por las cuales vale vivir y apasionarse. Siempre he dicho que sin pasión no hay motivación para hacer las cosas, eso es algo que tengo muy claro.
Como ya lo leíste en mi blog, he tenido las cosas un poco complicadas. Nacer en Latinoamérica y, aparte, en un pueblo pequeño, muy pequeño, donde nací (Risaralda, Caldas), es una circunstancia que te proporciona muchas cosas que no pasarían de haber nacido en otra ciudad grande o en otro país. Esto hace que, en vez de autosabotearme y sentir que no soy capaz, me da la fuerza para romper el estigma de la discapacidad y de vivir en un pueblo pequeño; pues, como diríamos coloquialmente “pueblo pequeño infierno grande”. Entonces, es eso, yo vivo y escribo con pasión, con lo que me toca, con lo que se me da y eso es muy gratificante.
Durante la lectura de tu página, he sentido una lucha continua por romper estereotipos de todo tipo; en particular, aquellos relacionados con la discapacidad y ser mujer en Latinoamérica.
Sí, yo considero que ser mujer, pero también ser una mujer pensante, profesional y, además, tener una condición de discapacidad y ser escritora, ya es salir del molde, es cambiar el rumbo de las cosas. Simplemente, tener acceso a la educación es poder decir que estoy haciendo algo por mí, por las que están detrás de mí y por las que vendrán; eso ya es algo, lo que sea o lo que esto pueda llegar a significar.
Me queda claro que lo que soy se lo debo a una mujer, a mí mamá. Me tuvo muy joven y, a partir de esas circunstancias de vida, de familia, de esos sucesos y las consecuentes experiencias, me arriesgué a escribir “Las manías de una escritora”. Ese libro es un esfuerzo para construir una especie de bitácora, de diario, es como poner en letras mi sentir de vida en literatura.
Escribir Las manías de una escritora es complicado, porque una cosa es escribir una novela, y otra, escribir tu propia biografía, así como vengan las ideas y los recuerdos.
Las manías de una escritora, son las experiencias de una persona que ha vivido treinta y un años luchando contra el sistema, contra el patriarcado, también con el mismo entorno, por así decirlo. Entonces sí, soy una rebelde, una apasionada.
Eres una rebelde que se sobrepone a sus circunstancias. Tu entorno al nacer era muy complicado. Tu mamá tenía 13 años, tu papá 22 y estuvo ausente. Además, desde muy pequeña tuviste condiciones de salud difíciles. ¿Qué nos puedes contar de ello?
Mi mamá, es para mí una persona muy fuerte que ha pasado por muchas cosas. Me tuvo muy joven y se sacrificó mucho. Estaba estudiando el bachillerato cuando yo nací. En ese tiempo, se manejaban las tres jornadas: mañana, tarde y noche. Entonces, tenía que trabajar en la mañana, pues en el colegio tenía que estudiar en la nocturna, porque no la iban a dejar estudiar por la mañana. Ella, en vez de sentirse humillada, decidió a terminar el colegio, ya después decidiría que haría. Recuerdo mucho todo lo que mi mamá pasó, todas las cosas que le tocaron hacer, desde acompañarme a los tratamientos físicos que le costaron mucho dinero. Recuerdo también, que mi mamá tenía que irse a trabajar y yo me quedaba con mis abuelos. Tuvimos muchos, muchos años viviendo con mis abuelos, porque a mi mamá le tocaba irse a trabajar, luego venía y me cuidaba.
Mi papá es muy importante también, porque a pesar de que estuvo ausente, ya no tanto (risas), heredé el arte por él. Es músico y le heredé esa parte artística, eso se lo voy a agradecer toda la vida. Entonces, estas dos personas, mis padres, hicieron su deber en una forma distinta y aquí estoy yo
¿Qué tan difícil fue tu infancia y adolescencia, con una discapacidad en una ciudad pequeña y aún más en el pasado en donde había poca cultura sobre el trato y cuidado de este tipo de condiciones de discapacidad, incluso en la escuela?
De muy niña, me la pasé en el hospital. Desde los quince días de nacida que me dio meningitis hasta los 5 años, edad en que empecé a mejorar por los miles de tratamientos y fisioterapias.
Después empecé la escuela. Deja te cuento que, en la escuela de niñas de la infancia, fui muy solitaria. He tenido que batallar mucho y, ahí en la escuela, mi mamá siguió luchando conmigo. Las injusticias de niña en el ámbito escolar fueron bastantes; por ejemplo, me tocó estudiar en una escuela donde no había accesibilidad sencilla, a mi mamá le tocaba llevarme de una parte a otra una larga distancia todos los días. Ese tipo de cosas hace que uno sienta bastante la injusticia, que no hay ayuda a las personas que no pueden o no tienen voz y, que básicamente, soy un referente porque yo lo viví.
En la adolescencia, me volví rebelde. Entre los 11 a los 16 o 17 años, pasa de todo emocionalmente. A los 13 años, me fui a Venezuela con mi papá.
Cuando yo vuelvo, es cuando yo decido volverme escritora, totalmente convencida de que es una de las maneras más sanas para liberarme y no hacerme daño, físico porque tenía pensamientos suicidas. Empecé a escribir un diario personal por siete meses. Así me inicié como escritora, por necesidad, después lo vi como un hobby y, posteriormente, como parte de mi pasión: ver la vida y a la literatura apasionadamente.
Entonces, como te comentaba, cuando regresé a Colombia, me abro con mis compañeritas y les muestro mi cuaderno. Luego, sin permiso, una compañerita leyó mi diario en clase, delante del chico que me gustaba y del cual hablaba en el diario. En ese diario hablaba de cosas muy personales e intimas, ya te imaginaras lo traumático que fue para mí, viviendo en un pueblo muy pequeño. Mi salón, los salones, el colegio, medio Risaralda también, lo comentaron, fui parte de la plática cotidiana. La bueno fue que la “profe” Consuelo me dijo, usted se puede dedicar a escribir, es muy buena en eso, hágalo. Ahí empezó todo esto de volverme poeta, hacerme novelista y dedicarme a escribir
Fue una de las experiencias más traumáticas y, a la vez, la más bella que tuve porque me llevó a un romance con la literatura, fue el despertar de un despertar.
¿Ese evento de que tu compañera leyera tu diario fue el que marcó y determinó que fueras escritora o hubo algún otro evento por el que hayas decidido ser escritora?
Bueno sí y no. Esta situación del diario, fue uno de los detonantes, pero hubo dos eventos más, para ser más precisos.
Otro de los sucesos que me determinaron a ser escritora, fue que siempre he tenido una duda que nadie me la va a resolver. Ahorita te voy a contar.
Cuando era pequeña, en semana Santa, que es una semana de receso y de cosas muy católicas, por lo menos en Colombia, no sé cómo se viva en otras partes. Yo también fui muy católica hasta los 18 años, cuando por cosas de la vida, se me dio preguntarle a mi abuelo, a la edad de 9 años, ¿Por qué Dios no es mujer?
Entonces, él me dijo, cuando usted sepa me dice y aún estoy buscando la respuesta
¿Tu abuelo materno?
Don Argemiro Cardona, Sí, mi abuelo materno. El abuelo paterno no lo conocí, el murió en la guerra, aquí en Colombia. Volviendo a la historia que te comentaba sobre la pregunta que le hice a mi abuelo. Ese fue el origen de donde surgió mi primer libro que se llama Sofía el principio de fin. Un libro cortito de 100 páginas y mi primer intento de novela. En él, utilicé mucho la fantasía y la comparación para contar la vida que pude tener respecto de la que he tenido.
Cuando yo terminé ese libro se lo dediqué a mi abuelo. Entonces, definitivamente mi abuelo fue persona muy importante en que yo me volviera escritora.
El tercer detonante, que es el más importante, es ser una persona con discapacidad, porque como te he dicho: mi familia me tratado muy bien toda la vida; mis primos, mis tíos, mis papás y mis abuelos siempre me trataron como una persona normal.
Todo lo contrario, cuando sales de tu circulo, de tu burbuja, te encuentras con que eres diferente, que te van raro y te hacen sentir rarísimo. Cuando sientes que te discriminan y te excluyen de la sociedad, es cuando dices, aquí está pasando algo raro, buscas entonces, una forma para sacar ese dolor, esa humillación y no hacerte daño, para mí esa forma fue escribir.
¿Cuántas novelas tienes actualmente?
Son cuatro: Sofía el principio del fin, que espero volver a publicarla en físico, pero a lo grande; la escritora; Alma profana y Vestido de Lentejuelas es la que sigue, la que se publicó este año, en noviembre.
¿Y las manías? ¿Son solo relatos sueltos o tienes la intención de convertirla en un libro?
Claro, tengo la intención de hacerla un libro: Las manías y vida de una escritora, se va a convertir en un libro, pero me falta un capítulo, tengo que sentarme y terminarlo. Quiero dedicar las manías a la niña que empezó con todo esto en su diario y termino escribiendo muchas cosas.
Obviamente que tengo libros escritos en wattpad y tengo varios en borrador. Si tuviera la posibilidad, tendría para publicar dos libros cada año, aproximadamente.
También tengo tres poemarios y he participado en varias antologías. Pertenezco a la red de escritoras de Caldas, soy integrante desde 2020. Cada año, se hace una recopilación de textos y ahí aparecen varios de mis poemas, de mis escritos, de mis pensamientos. Es un libro en conjunto y es muy importante, porque es de las mujeres y para las mujeres
¿Qué tanto de ti tienen tus personajes de esa vida que esperabas o deseas tener en tus novelas?
Mira, en la escritora que es una de mis novelas más queridas, tiene como el 30 por ciento de realidad y el 70 por ciento de ficción. La parte de la ficción es muy muy cómica, porque cuando lees un párrafo de la escritora, te das cuenta que quien está hablando, es una Camila de 20 años, que ha pasado por miles de vicisitudes. Entonces, La escritora tiene esa salsa en la que uno sabe que la escritora soy yo, pero es obvio que se sabe también, que hay ficción, que es la proyección de algo muy loco; pues, si yo tuviera la vida de la escritora, ya me hubieran descuartizado, hay cosas que solo le podrían pasar al personaje, por estar elaborados para darle vida a la novela.
Al resto de los protagonistas de mis novelas les pasan situaciones muy particulares, pero comparten algo, que es la pasión. Todas son apasionadas, todas luchan por sus sueños.
Soy una autora maléfica porque las hago pasar por cosas muy malas. Trato de contar cosas mundanas. Evidentemente, dentro de la ficción trato de ser muy mala, no toda la vida es perfecta y eso tiene que estar presente en la novela. Aunque, siempre trato de escribir mis novelas con finales felices, con finales cerrados, porque la vida sigue. Tal vez es la proyección de lo que quisiera o no quisiera que me pasara.
¿Cada una de tus novelas tiene que ver con alguna circunstancia personal de tu vida, que lo transformaste en una historia o, algunas surgieron de algo que te contaron?
Es interesante jugar con esa invisibilidad que tiene el autor, nuestros personajes tienen cosas de nosotros, pero al mezclarse la verdad con la ficción, se hace difícil distinguirlas o separarlas, lo que nos da, como te digo, ese manto de invisibilidad
Sofía el principio del fin, o en su mejor versión, blasfemia, es totalmente la búsqueda de la respuesta que le quise dar a mi abuelo antes de morir
Alma profana; nació de una conversación que tuve con mi ex novio. Como te dije, ya no soy católica; entonces, conversando con la persona en cuestión, jugando, le pregunté ¿qué harías si yo me convirtiera en monja? Evidentemente, el tema se nos salió de las manos, porque me convertí en monja en esa novela, evidentemente eso cae en el terreno de la ficción
Vestido de lentejuelas es completamente ficción. Mi abuela paterna, me contó una vieja historia de una mujer que vendió a su hija al prostíbulo.
Me comentabas que eras muy católica y en tus novelas parece que existe esa lucha de la dualidad, incluso de lo religioso. Por ejemplo, en Sofia el principio del fin tratas de dar una respuesta a una pregunta espiritual de tu abuelo. Ahora, en la novela de Alma profana, pues desde el título juntas el termino de alma, que da la idea de pureza, con profana, que parece una contradicción. ¿Hay un conflicto espiritual siempre presente en tus novelas?
Cuando era adolescente, me volví muy católica. Como buena familia disfuncional, mi mamá, trató de encontrar ese auxilio espiritual para resolver esas dudas. Ella, sí se congregó en una iglesia cristiana evangélica, pero yo no.
Yo, sí creo en Dios, siempre lo he dicho; pero, no creo en lo religiosos, en los dogmas que someten a la mujer y a los niños a una persona que se siente por encima del ser humano, aunque sea más malo que todos nosotros.
En Alma profana, me puse a investigar fuertemente todo lo que se esconde detrás del hábito, de la inquisición y de todas estas cosas de oscuridad que hay dentro de la iglesia. Entonces, me arriesgue a juntar una idea o historia romántica, en la que el entorno sea desmantelar la pedofilia en un orfanato en una parte de España. Es una novela de romance, en la cual, dos personas se enamoran en un entorno que no lo permite. Alma profana, es mi critica más fuerte ante lo riesgoso e incoherente que es la religión y lo patriarcal que es
Aparte de todo eres psicóloga. ¿Tu profesión es una herramienta más como escritora para construir personajes?
Mira, yo me volví psicóloga para escribir, para poder ser mejor escritora. Ya tenía las bases de escritora. Ya escribía poesía, textos cortos, cuentos. Siempre he tenido la facilidad de crear, de inventarme las cosas más raras del mundo, pero con esta parte académica, me ayuda muchísimo a investigar, crear y entender al personaje. Por ejemplo, que sentiría el personaje al pasar determinadas cosas, saber cómo debería de comportarse, como reaccionar, para así para crear un personaje muy sólido que pueda generar empatía con el lector.
Otro ejemplo, es lo que pasa con los personajes principales de Alma profana y Vestido de lentejuelas. Ellas dos, Alma y Rubí, tienen vidas muy paralelas pero muy diferentes. Las dos son sometidas, gravemente heridas, emocional y psicológicamente y no pueden dar amor, por ello, cuando lo intentan pasan ciertas cosas que las vuelven a bajar y terminan teniendo, digamos, ciertos trastornos. En todo ello, hay ciertas características, patrones, que son inconscientes, que con esta parte de la psicología puedo mostrar mejor; así como también, puedo lograr que los personajes sean más coherentes en sus intereses y su actitud ante el romance.
El romance es parte de mi vida, aunque no esté con alguien en este momento, siempre me ha gustado el romance. Veo romance, leo romance y, consumo romance en todas sus versiones y de todos los países; obviamente, escribo romance, pero no sabía cómo lograr que las historias de romance fueran impactantes. Estudiar psicología, me dio herramientas para lograr esto.
Evidentemente, hay un camino recorrido, cuatro novelas, muchos sueños cumplidos; pero ¿qué es lo que se construye para el futuro?
En estos momentos, se construye mi graduación de la especialización de Neuropsicología y educación, en la Unir.
Además, se construye el lanzamiento y publicación de mi libro Vestido de lentejuelas, por lo que, me encuentro en la búsqueda de apoyo editorial para publicar Vestido de lentejuelas.
Aunque, también voy a tratar de autopublicar, a ver que tal funciona. Creo que esto va a ser una buena opción que me va a llevar a otros puertos y a otros menesteres porque quiero ir a México, no sé cómo, pero quiero ir a México.
También, quiero publicar Las manías de una escritora antes de cumplir los 35, tengo apenas 31; entonces, tengo cuatro años para corregir y aumentar el texto.
No dudamos que lo lograras estos objetivos. Ojalá puedas venir muy pronto a México. ¿Por qué ese deseo de venir a México?
Tengo muchos seguidores allá. Tengo mucha gente que quiero conocer y abrazar porque son mis lectores desde siempre, que me siguen y están pendientes de lo que escribo.
Quiero ir, me queda claro. Es un campo de posibilidades, porque allá también puedo encontrar algo que me esté llamando, que me esté buscando. Quiero encontrarme o encontrar lo que pueda haber para mí.
Además, allá están mis grandes ídolos que son los actores de doblaje. Me encanta la música mexicana: el pop mexicano, el rock mexicano; me gusta mucho caifanes, Alejandra Guzmán, Paulina Rubio, Thalía, Maná y el Tri, son cosas como que las llevo en el alma.
¡Quiero ir, quiero conocer, me muero por conocer México!
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