Poemas de Guillermo Peregrina

Conozco el oráculo

Pero no la causa.

He leído el porvenir a tiempo

Antes de que se encarne

Y lacere mi piel,

Pero la causa aún yace

En las sombras.

Sé que me he delimitado

A la palpitación

De algunas figuras retóricas

-Estofa de los sueños-,

Y sé que el pasado cambia.

Pero de lo que me empuja

Sólo intuyo que no tiene que ver

Con lo que me encuentro

En el camino

Sino con el paraíso perdido

Que nunca existió.

Algo tomó el lugar del Edén.

Qué mirada sostiene la escena

Dentro de este baile de miradas,

De juegos de espejos

En que nos engarzamos

Unos a otros.

Por qué el enigma es una mirada

Que se cubrió de palabras

Para evitar el marasmo.

Hay un capítulo que falta

En esta historia.

Será acaso que el inicio

Se escribe a posteriori,

Sobre un relato

Que avanzó sin tener

La primera piedra sobre

La que se edifica nuestro mundo.

Habrá que escribir el vacío,

La oscuridad

Y el silencio.

*

Le quise dar la espalda

A un recuerdo,

Me avanzó por el cuerpo

Y se clavó en mis ojos.

Me vestí de silencio.

Dejé un caracol en mi cama

Que guarda el sonido

Del mar.

Lo he ignorado

Desde que mi morada

Terminó sus nupcias

Para aguzar

Los sentidos.

Me he batido en duelo

En el lecho menos esperado,

En el corazón

De historias ajenas.

Me convertí en escucha,

En abrazo,

En piel a la deriva.

Y llegará la noche

En que me arranque

Los ojos.

*

Existen lugares de no lugar,

Donde somos siempre ajenos.

Excursión temporal que nunca

Se ha de volver familiar:

El espacio sobre el firmamento,

El misterio de los felinos,

Lo femenino

Y otro cuerpo.

Estos dos últimos

Acompasados

Y cualquier intento

De asirlos es errante.

Son los no lugares por excelencia.

Cómo abordar lo femenino

Y cómo abordar otro cuerpo.

Descender del monte de Venus

No tiene un punto unívoco,

Hay algo deslocalizado

Que acontece,

Ya que sobre otro cuerpo

Se genera un oleaje

Como en un mar

Embravecido

Que luego vuelve a la calma

Sin que haya huella de la tempestad

Que ocurrió en cualquier no lugar

A lo largo del cuerpo.

Hay que realizar las imágenes

Para que lo carnal

Que excede al lenguaje

Nos deje palpitantes y sin respiro.

Y aún habiendo atravesado todo fantasma

Quedará un confín

Que suple el encuentro

Donde sólo hay exilio.

Vislumbramos su efecto

Sobre el que escribe

Causado por la otredad

De lo femenino

En el eco,

Entre las líneas de la escritura.

Es evanescencia cambiante,

Oquedad de mil máscaras

Que al mirarnos a los ojos

Nos obnubila y se esfuma.

GUILLERMO PEREGRINA

Originario de la ciudad de Culiacán, Sinaloa; es docente en la Cátedra 2 de Psicopatología de la Universidad de Buenos Aires, Argentina; se dedica al psicoanálisis, y en el año 2018 publicó un libro de narrativa que se titula Esquirlas.

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