Entrevista a Oralia Morales

La libertad entre lienzos

Por Eduardo Villalobos

¿Cuántos de nosotros hemos despertado pensando cuál es el precio de disfrutar aquello que nos apasiona?, ¿cuántos realmente hemos apostado por la libertad de elegir una vida distinta, aun parados frente a un abismo de incertidumbre? Preguntas que indudablemente nos llevan a reflexionar sobre el rumbo que damos a nuestros pasos en el día a día y, en ocasiones, en la rutina. Es por ello que, en esta ocasión, escribo sobre la vida de una mujer que decidió poner el ejemplo dejando de lado la monotonía, para dedicarse a aquello que llena de colores su existencia y demostrar, con creces, que nunca es tarde para hacer realidad nuestros sueños. Platiquemos, pues, con la maestra Oralia Morales.

Quizás la pintoresca y hermosa ciudad de Navojoa, Sonora, lugar que la vio nacer, fue el primer influjo inconsciente que determinaría la forma en que actualmente expresa las emociones a través de cada una de sus obras; sin embargo, esto no lo descubriría hasta mucho tiempo después.

Maestra Oralia, muchas gracias por aceptar esta breve entrevista y permitirme hablar acerca de su trayectoria artística. En alguna plática que tuvimos, recuerdo que comentó que antes de ser pintora su vida era totalmente distinta, ¿a qué se dedicaba antes de comenzar su camino como artista?, ¿cómo fue que decidió dar ese giro de ciento ochenta grados?

Un gusto saludarte, Eduardo, al contrario, gracias a ti y al equipo de XIII de abril por este espacio. Pues mira, cuando digo que era totalmente distinta, créeme que no miento. Durante veinte años trabajé en el sector salud, como coordinadora de asistentes médicas en el Instituto Mexicano del Seguro Social; sobra decir que de artístico no tenía ni una pizca [se ríe]. Veinte años es una vida y vida sólo hay una.

Cuando decidí renunciar era ya una persona adulta pero, como nunca, sentí que era el momento de alcanzar mi sueño de ingresar a una escuela de arte y retomar el camino que siempre había deseado y que, por razones y vueltas del destino, no había podido hacerlo.

Sólo veinte años de una larga vida que aún le aguarda, maestra. Continuando con la sesión de preguntas, una vez que renunció a los días entre quirófanos y consultorios, ¿cuáles fueron sus primeros pasos para familiarizarse con algo que es tan diferente?

Con todo el tiempo disponible para mí, decidí comenzar al fin, mi formación artística. Mis “pininos” los hice en la Escuela de Iniciación Artística número 4, del Instituto Nacional de Bellas Artes, pero he continuado mi preparación en otras instituciones, como el Museo Numismático Nacional; el Museo de Antropología e Historia, en un seminario permanente, muy interesante, por cierto, de antropología de la muerte; el Museo Nacional de las Culturas del Mundo y, recientemente, en el Centro Cultural Vlady, en el que comencé a estudiar historia del arte, museografía y curaduría; aunque, lamentablemente, a causa de la pandemia del COVID-19, las actividades se interrumpieron indefinidamente. Ahora que lo pienso, he recorrido bastante desde que decidí adentrarme en este mundo, ¿quién lo hubiera imaginado, verdad?

Y con ese camino recorrido, sin duda ha obtenido experiencias valiosas que poco a poco le han abierto las puertas de diferentes espacios para exponer su arte. Cuénteme, ¿cómo ha sido ese proceso, a dónde ha llegado la obra de la nueva Oralia Morales?

Pues, de todo un poco, he expuesto mi obra en diferentes galerías cercanas a la gente, como las que están en algunas estaciones del metro de Ciudad de México, o en las sedes o explanadas de sus Alcaldías, e incluso al interior de la República, como en Nopaltepec, Hidalgo, o en El Oro, Estado de México. No puedo quejarme, el destino también me ha llevado a distinguidos recintos culturales, como el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, la Galería del Congreso de la Ciudad de México, la Universidad Iberoamericana, la Escuela Nacional de Artes Gráficas, o la Biblioteca José Vasconcelos; en otros he tenido mayor frecuencia, como la Casa de Cultura Alí Chumacero, el Museo del Agua, o el Centro Futurama, por nombrar algunos. Entrando un poco en otro tema, hay algo que considero que vale la pena destacar, tuve un proyecto muy lindo en el que participé como gestora cultural y también como pintora, se llamó Arte Sacro, en el Museo de Arte Virreinal, en Taxco, Guerrero, y otro también, sumamente interesante: Historia del Pulque.

¡Vaya sorpresa!, además de elegir la pintura, también decidió dedicarse a la gestoría cultural, eso sí que es un nuevo comienzo, ¿podría contarme al respecto?

Es algo difícil hablar sobre mí, es un poco raro [se ríe] pero con gusto. Amo ser gestora cultural porque con la experiencia que tengo de la mejor escuela, me refiero a la escuela de la vida, me da la seguridad para impulsar y promover al talento artístico que hay en el país, en todas sus manifestaciones. En México la vida del artista es muy difícil, por el apoyo, los espacios e incluso por la apatía de la gente, más si se trata de personas talentosas que vienen desde abajo, picando piedra y buscan un lugar en este mundo. Si puedo ayudar en algo en sus carreras, para mí es un verdadero placer. Esta faceta de mi vida, como gestora, me ha permitido convivir con mucha gente y he podido colaborar en muchos proyectos, como el Movimiento de Cultura Juvenil Manuel M. Ponce, el Movimiento Componiendo México, y otros tantos más con jóvenes que tienen buenas propuestas, sobre todo con alumnos de escuelas como la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, la Academia de San Carlos, el Conservatorio Nacional de Música o la Facultad de Música de la UNAM.

Maravilloso, maestra, una labor muy humana y respetable. Retomando un poco sobre su vida como artista, ¿cuáles son sus influencias?, ¿considera que hay alguna corriente en particular que esté presente en su obra?

Sí, desde luego, creo que mi estilo es puramente naíf, ya que plasmo lo que observo en mi entorno, los colores, los contrastes y mi manera de interiorizarlo para darle una nueva interpretación, la mía, por supuesto. En mi formación académica influyó mucho en mí el arte barroco y el arte sacro. Es curioso pero a pesar de que la plática se ha tornado un poco hacia mi experiencia como pintora, la verdad, me considero más escultora [se ríe].

Maestra Oralia, una última pregunta antes de despedirnos, sé que es difícil por el tema de la pandemia, pero, ¿cuáles son sus próximos proyectos?

Descuida, Eduardo. Pues mira, lo primero es seguir compartiendo el conocimiento artístico de mi área, que son las artes plásticas. Actualmente estoy en vinculación con enlaces culturales, en la Alcaldía Coyoacán, para dar inicio cuando se reactiven todos los espacios y recintos culturales. Además, estoy por iniciar un proyecto para la Federación en mi natal Navojoa, Sonora. Es un proyecto enfocado a la integración juvenil.

Maestra, no me queda más que agradecerle su tiempo y haberme compartido una parte de su brillante trayectoria. Le deseo mucho éxito en todos los proyectos que emprenda. Hasta pronto.

Hasta luego, Eduardo, gracias a ti y al equipo de XIII de abril.

 

[slide-anything id="1052"] Breve muestra fotográfica de la obra de la maestra Oralia Morales, que además de pintura, incluye un jarrón y una máscara de su colección de máscaras y jarrones.
Eduardo Villalobos

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Licenciado en derecho y licenciado en economía, graduado con mención honorífica por la Universidad Nacional Autónoma de México; es músico egresado de la Escuela de Iniciación Artística número 1 del Instituto Nacional de Bellas Artes y autor del poemario “Cartas a la Lluvia”. Actualmente, es maestrando en finanzas, por la Universidad del Valle de México.

Correo: mevo_vook@hotmail.com

FB: Edward Wolvesville

 

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